Tontos en pelotas
MI compadre Antonio Burgos es el descubridor de la especie de tonto con más alto grado de estupidez. El tonto con balcones a la calle. Jaime Campmany lleva años procesando clases de tontos y muy avanzado tiene su «Diccionario de Tontos», que es de esperar vea la luz en pocos meses. Le sugiero que enriquezca su lista de zotes con un nuevo tonto que supera con amplitud en majadería al tonto con balcones a la calle del insigne barroco sevillano. El tonto en pelotas a la calle. Al menos en Barcelona se han reunido siete mil tontos en pelotas a la calle, lo que demuestra que no es una especie de tonto en peligro de extinción, como es el caso del tonto con chistera, que ha desaparecido por completo. El último ejemplar de tonto con chistera se localizó en Madrid en 1954, y no se han vuelto a tener noticias de él. El investigador argentino Silverio López-Stroffa asegura que en 1969 se detectó la presencia de un tonto con chistera en el barrio bonaerense de La Recoleta, pero no pudo ser identificado ni censado, circunstancia que impide el optimismo respecto a su supervivencia.
A Barcelona llegó un fotógrafo carota procedente de los Estados Unidos llamado Tunick. El ingenioso Tunick vive de hacer fotografías a la gente en porretas. No le gusta un modelo, sino miles de ellos. Su marca la tenía cumplida en Sidney, donde fotografió a cuatro mil australianos en bolas. Y en Barcelona la ha batido con creces. Una buena publicidad cimentada en la llamada del arte ha convencido a siete mil barceloneses para que posen en pernetas.
Lo han hecho sin percibir otra recompensa que la íntima satisfacción de colaborar con el arte. Se han levantado un domingo a las seis de la mañana para presentarse a la hora fijada por la caradura de Tunick. Durante más de dos horas, fuchinguilla va, fuchinguilla viene, peluquillo acá, peluquillo acullá, se han colocado en perfectas hileras de porreterío. Tunick, con un potente altavoz, les ha obligado a hacer toda suerte de posturas, escorzos muelles y fantasías estéticas. Al final, agotados, los siete mil tontos en pelotas a la calle fueron inmortalizados tumbados en posición de decubito supino, y cuando Tunick consideró que la obra de arte estaba consumada, agradeció sus desnudeces y los mandó a paseo.
Lo siento por mi compadre, pero su tonto ha pasado a ocupar el segundo lugar de la Primera División de Tontos. Otras especies son el «lerdo de semáforos en rojo», el «solidario perenne», el «idiota de arte y ensayo» y el «progre en trance palestino». Este último tipo de tonto lo descubrió el gran Chumy Chúmez y sus características las he descrito en más de una ocasión. Una pareja de «progres en trance palestino» no hacen nada sin darle trascendencia al asunto, incluido el ejercicio del «polving». El hombre aguarda en la cama el ingreso de ella mientras lee el capítulo tercero del «Lobo Estepario» de Hesse o el primero -lleva diez años sin pasar de ahí- del «Ulises» de Joyce. Ella se desnuda lentamente y le cuenta las últimas novedades de su ONG. Cuando al fin se queda «in púribus» y se apresta a introducirse en la cama junto al maromo, hace un último comentario: «Me preocupa mucho «la problemática» del pueblo palestino»; «¿«En base» a qué?», pregunta el progre; ««en base» a la falta de información sexual de la mujer palestina»; «tienes toda la razón, tía. Tenemos que manifestarnos «en base» a esa reivindicación». Y se ponen a lo suyo con la conciencia tranquila por su aportación al fin del problema «en base» a su identificación solidaria.
Pero no le llegan ni a la uña del dedo gordo del pie izquierdo a los siete mil tontos en pelotas a la calle que han aparecido en Barcelona. Y el que mejor lo sabe es el jeta de Tunick, que ha encontrado en ellos un filón de oro. Reciba mi cordial enhorabuena.
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