Fuegos artificiales
Se trata de la famosa narración de Douglas Adams, que data de 1979. Se ha hecho toda clase de intentos de visualizar la novela de culto inglesa, con poco acierto. En este caso, Jennings ha optado por una estética visual pero que predomina sobre un guión poco elaborado. Hay una línea argumental que salta con fruición de escenario a escenario, a cual más espectacular, pero sin que consiga atraer la complicidad de la butaca, que ve todo la otra como un ejercicio de fuegos artificiales, sin contenido que atraiga su interés. Es lo que tiene tanto efecto especial, atrae la vista y distrae la mente. Con todo, Jennings ha logrado una versión digna, aunque sin duda no va a tener un efecto atrayente en la taquilla. El futuro aún no ha llegado al ciudadano de a pie.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete