Iglesias reescribe la Historia de España y se niega a defender la soberanía nacional

Quiso Iglesias hacer un discurso plagado de datos. Algo que en varios momentos le jugó una mala pasada. Dijo por ejemplo que en España hay una tasa de temporalidad del 26% mientras que la de la UE es del 14%. Realmente el dato de España es del 21,5% y el de la UE del 11%. Dijo también Iglesias que España es «el tercer país en pobreza infantil de la UE». Las últimas estadísticas de Eurostat lo sitúan en quinto lugar. Señaló Pablo Iglesias que en España hay actualmente 400.000 personas que han dejado de buscar trabajo. Realmente el último dato disponible tras el primer trimestre de 2017 es que se encuentran en esta situación 351.000 personas. No solo fue impreciso, sino que obvió que en el primer trimestre de 2015 este número ascendía a unas 440.000 personas y ahora está en paulatino descenso. También Irene Montero cometió imprecisiones al citar los casos de corrupción. Por ejemplo, en los casos gallegos, la mayoría archivados, o en los que no se investigaba corrupción política en las instituciones ni uso irregular de dinero público.

Se nota que ha terminado la campaña interna en Podemos. Pablo Iglesias abandonó ayer, en las formas y en parte también en las medidas que expuso, el aire contestatario con el que reforzó su perfil interno a comienzos de año. Ya habían anunciado sus colaboradores que Montero sería la encargada de golpear al PP con la corrupción y que Iglesias buscaría un perfil «presidenciable». En su enésima mutación política, Iglesias sonó pausado, y no evitó en ningún momento reconocer que su propuesta de Gobierno estaba enmarcada en los principios defendidos por Íñigo Errejón : «Lo que estamos proponiendo es transversal» o «esto va más allá de izquierda y derecha» fueron algunas de sus frases.

Iglesias alargó artificialmente su intervención. Lo hizo con un discurso en el que pretendió establecer un hilo conductor de los problemas del actual Gobierno con la historia de España. Por momentos pareció que la moción de censura era contra Cánovas del Castillo, Francisco Silvela y José Calvo Sotelo , todos ellos mencionados por el líder de Podemos en su intervención.

Esa «lección» de Historia, muy valorada internamente y muy criticada por el resto de partidos, fue utilizado por Podemos para «entender que hay que buscar soluciones a la cuestión territorial». Su apuesta es clara: la España plurinacional, que según su análisis histórico es un hecho consustancial a la historia de España. El líder de Podemos expresó que «desde el siglo XVII hay tensiones» respecto al régimen de estado monárquico: «Esto es así, no somos Francia», dijo. Iglesias defendió que «no se puede hacer una historia de España desde la homogeneidad». Y añadió que la llegada de los Borbones no logró imponer un «modelo hipercentralista al estilo francés» ni imponer «una sola lengua y una sola cultura».

Ayer no se le pudo achacar a Iglesias que no presentara medidas. Fueron muchas, pero también es cierto que ni fueron concretas y que todas ellas ya se conocían. Muchas de ellas se encuentran ya en tramitación en el Congreso de los Diputados. Destacó la batería de las once medidas contra la corrupción, como por ejemplo una ley «anti puertas giratorias» o la adscripción funcional y orgánica a los juzgados y tribunales de la policía judicial.

En varias ocasiones reconoció Iglesias errores pasados, como haber sido «vehemente», según dijo en varias ocasiones. Pero en última instancia defendió que no podía apoyar el pacto que Pedro Sánchez suscribió con Albert Rivera: «Fuimos muy vehementes al señalar que no podía haber cambio con el programa de Ciudadanos, pero creo que el tiempo nos ha dado la razón».

La pasada semana Iglesias se negaba en una entrevista a un pacto de izquierdas como el que gobierna Portugal porque no quería ser un «socio junior» del PSOE. Pero ayer enarboló esa bandera. Planteó cuatro medidas que son reflejo de ese gobierno de izquierdas : un impuesto sobre los beneficios de la banca para que devuelva el rescate, un plan de lucha contra la pobreza que en España debería movilizar 20.000 millones de euros al año, la revalorización de las pensiones y una subida del salario mínimo a los 950 euros en los próximos cuatro años.

El plan expansivo de Iglesias, pide una recuperación de la inversión pública de 30.000 millones, se financiaría de tres formas: ingresos derivados por el mayor crecimiento económico (4.500 millones), una reforma fiscal para luchar contra el fraude (8.000 millones) pero también con nuevos impuestos. Impuesto de solidaridad a las grandes fortunas (900 millones), impuesto de solidaridad a los beneficios de la banca (1.000 millones), eliminación de las desgravaciones en el impuesto de sociedades (1.400 millones), incrementar impuestos sobre las rentas del capital (700 millones), eliminación de las SICAV (400 millones) y eliminación de bonificaciones a empresas en cuotas de la Seguridad Social (1.700 millones de euros).

Iglesias despachó a Ciudadanos como «muleta del PP» o «invitado de FAES». Dejó claro que una alternativa no puede contar con ellos.