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apunte editorial

Un giro, dos crisis

El entusiasmo con el que la oposición ha recibido este giro copernicano del PP y las dos crisis abiertas (la del gobierno y la de parte de su militancia) quizá también hubieron de ser previstas

Un giro, dos crisis nieto

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Cuando un partido recibe 10,8 millones de votos (el 44 por ciento de todos los emitidos en las elecciones del 20-N) ha de mostrarse dispuesto y facultado para cumplir las partes esenciales del programa electoral que le llevó a La Moncloa. La retirada de la reforma de la ley del aborto , preparada en estos dos años y medio por el ministro de Justicia , es una renuncia a uno de los pilares del proyecto social que hasta ayer defendía el Partido Popular. La dimisión de Ruiz-Gallardón es, por tanto, lógica y directa consecuencia de este vaivén doctrinal de los populares, a quienes parece que le han pesado más las presuntas encuestas que se esgrimen para la liquidación de la iniciativa -y la «falta de consenso» esgrimida por Mariano Rajoy para enterrar la nueva ley - que aquel compromiso escrito en la página 172 del programa electoral que le llevó al poder.

El Gobierno pudo haber elegido otra fórmula menos abrupta que la retirada , como la modificación parcial del texto o la renuncia a algunos de sus extremos más polémicos. Pero no, ha liquidado todo el proyecto, con lo que ello supone de rectificación total a los propósitos de su ministro de Justicia, más aún si tenemos en cuenta que la ley había recibido el visto bueno (con pegas y modificaciones, naturalmente) de todos los órganos consultivos del Gobierno (Consejo de estado, Comité de Bioética y Consejo General del Poder Judicial).

La excusa de la falta de consenso no parece del todo suficiente para explicar este giro, toda vez que otras leyes aprobadas por el Ejecutivo en esta legislatura tampoco fueron apoyadas por ningún grupo de la oposición. Hablamos, por tanto, de un cambio de postura que afecta a una de los principios doctrinales que siempre ha abanderado el PP (la defensa del no nacido) y que el partido tendrá que explicar muy bien no solo a sus militantes y simpatizantes, sino al resto de los ciudadanos a los que hasta hace unos meses se le dijo exactamente lo contrario. No le será fácil.

La marcha de Ruiz-Gallardón (no ya del Gobierno, sino del Congreso, el partido y la política) supone la primera crisis seria al Gobierno de Rajoy. El entusiasmo con el que la oposición ha recibido este giro copernicano del PP y las dos crisis abiertas (la del gobierno y la de parte de su militancia) quizá también hubieron de ser previstas.

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