política
El candidato que no quería ser «Pedro el guapo»
ABC acompaña en un Ssangyong negro a Pedro Sánchez camino de Mérida. Así se forja un líder para el PSOE
MAYTE ALCARAZ
Necesito saber en qué tanatorio está Rafa Martínez Simancas [periodista fallecido esa misma mañana]...
-En el de San Isidro.
-Me vais a perdonar, pero antes de ir hacia Mérida quiero pasarme a dar un abrazo a su familia.
La pérdida del compañero de ... ABC golpea fuerte, mucho más que el granizo que invierna el verano de Madrid, sobre las cabezas del variopinto grupo que se cita el pasado jueves en la carrera de San Jerónimo. Un cepillo de dientes, una camisa, avíos para el aseo... Es el contenido de una mochila oscura que cuelga del hombro del señor que se encamina hacia la boca del león. Valga la metáfora, pero adonde de verdad se dirige es al pedestal de uno de los leones de las Cortes. Allí se encuentra con ABC. Es Pedro Sánchez Pérez-Castejón (Madrid, 1972), convertido en un alfeñique a base de dormir cuatro horas diarias, alojarse en casa de compañeros y alimentarse de bocadillos. Y todo por suceder a Felipe González, Joaquín Almunia, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba al frente de la Secretaría General del PSOE. Cómo para suceder, para salvar al partido que más tiempo ha gobernado en España. Hay que levantar un coloso que apuntaló en 1982 González con 10 millones de votos y hoy apenas se tiene en pie con unos raquíticos 3,59 millones de apoyos de españoles a los que todavía cautivan el puño y la rosa.
Pero ahora se trata de Rafa Simancas. Pedro Sánchez lo conoce desde sus tiempos en Madrid, de donde fue concejal. El todoterreno Ssangyong negro (ha dejado su utilitario Peugeot, que se ha quedado pequeño) se pierde por Madrid camino del tanatorio. A las ocho esperan al candidato socialista en Mérida. Hay poco tiempo, pero la visita al amigo es obligada.
-¿A qué hora se levanta?
-Entre cinco y media y seis de la mañana. He perdido cinco kilos.
-¿No ve a sus hijas [de 9 y 7 años]?
-Ya les he dicho que hasta el 13 de julio [ día de la elección del líder socialista ] se olviden de mí. Luego, las llevaré tres días de vacaciones a Las Médulas.
Solo tres días. Porque si este profesor de Estructura Económica de la Camilo José Cela, que solo celebra su cumpleaños en bisiestos porque nació un 29 de febrero, logra redecorar el despacho de jefe socialista que deja Rubalcaba, luego vendrán las primarias para ser candidato a La Moncloa. Él aplaza la decisión, pero nadie en su sano juicio se recorrería España de punta a punta sin ambicionar ser el líder que consiga reconquistar para el PSOE el Gobierno que perdió en 2011. Eso sí, primero hay que ganar a Eduardo Madina y a Pérez Tapias , dos aspirantes para los que solo tiene palabras amables, por mucho que los periodistas intentemos descorchar algún reproche. Otra de sus obsesiones es quitarse de encima el mote que políticos e informadores le pusieron en el Congreso: «Pedro el guapo». Bueno, hasta Esperanza Aguirre ha subrayado de él que es «guapísimo».
-¿Qué le parece?
-Prefiero no decir nada...
-A usted lo defiende Susana Díaz, pero dicen que también González frente a Zapatero, que prefiere a Madina...
-Eso no es verdad. A Felipe todavía no he conseguido verlo. Me gustaría...
Durante el largo trayecto hasta la emérita ciudad extremeña, mira y remira el móvil, desde el que decenas de whatsapp esperan a ser leídos y contestados por alguien que no recuerda si viene o si va.
-¿Le manda mensajes Felipe VI?
-Mensajes no, pero me llamó por teléfono recientemente. Y hablamos.
No le gustan las etiquetas: ni guapo, ni centrista, ni felipista, ni zapaterista, ni bonista, ni monáquico ni republicano. Como Simeone, todo «partido a partido». O entrevista a entrevista, porque se ha pateado los platós de todas las TV y hasta guarda un rato para atender a preguntas de periodistas locales. Eso le obliga a responder cuestiones que basculan desde la reforma constitucional hasta el trasvase del Ebro. De lo general a lo concreto. Sopla un viento helador en su partido y para conjurarlo ha cambiado el lenguaje: habla de transparencia, de ejemplaridad, no quiere aforados ni indultos...
Por obligaciones gráficas, ha de apearse del coche y posar para ABC. Solo ante el peligro: de los coches de la A-V que pasan cerca y del decisivo 13 de julio. Al fondo, el páramo.
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