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Los Reyes se despiden de Adolfo Suárez: «Es una gran pena»

Los tres expresidentes de la democracia, juntos en la capilla ardiente instalada en el Congreso de los Diputados

Los Reyes se despiden de Adolfo Suárez: «Es una gran pena» efe

ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS

Poco antes de las diez de la mañana, el furgón fúnebre con los restos mortales de Adolfo Suárez ha llegado a la Carrera de San Jerónimo, en cuyas inmediaciones se concentraban un millar de personas. Ocho soldados han portado en sus hombros, a paso lento, el féretro cubierto por la bandera de España y seguido por los hijos y nietos del primer presidente de la democracia. Adolfo Suárez Illana, el hijo mayor, portaba un estuche azul con el collar del Toisón de Oro. El Rey había concedido a su padre esta condecoración en julio de 2008 y, una vez fallecido el titular, su hijo lo iba a devolver, como establece la vieja tradición de la orden. [ Sigue en directo los homenajes a Adolfo Suárez ]

A la Puerta los Leones del Congreso de los Diputados, que sólo se abren en los momentos más solemnes, las altas autoridades del Estado, de luto riguroso, salieron a recibir el féretro.

Además de los presidentes del Congreso, del Senado, del Tribunal Supremo, del Constitucional y del Gobierno, y del líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba , estaban los tres expresidentes de la democracia: Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, a quienes no es frecuente ver juntos. Sólo hubo dos ausencias: la de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que se encontraba en Bilbao, en el funeral de Iñaki Azkuna , y la del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, de viaje oficial en Filipinas.

El piquete de honor instaló la capilla ardiente en el Salón de los Pasos Perdidos, el lugar simbólicamente más importante del Parlamento, que estaba repleto de coronas de flores, enviadas por todas las instituciones. Los militares retiraron cuidadosamente la gran bandera que cubría el ataúd por completo y la sustituyeron por otra de menor tamaño, que dejaba ver el féretro.

En la cabecera del ataúd, una gran cruz y otra bandera de España; a los pies, unos cojines con el Collar del Toisón de Oro, que devolvió la familia al Rey, y con el Collar de Carlos III, que después impuso Don Juan Carlos sobre el féretro. En las cuatro esquinas, grandes candelabros con velas. Tres militares de los tres Ejércitos y un agente de la Guardia Civil velaron los restos en todo momento. A los lados, varias filas de sillas.

Cuando no se había terminado aún de instalar la capilla, los portavoces de todos los grupos parlamentarios se acercaron a ella. Casi todos los presentes guardaban el luto. Unos iban de gris, otros de azul marino y algunos de negro. Ni siquiera en esta solemne ocasión Cayo Lara se puso corbata.

A las diez y media en punto, llegaron los Reyes, acompañados por la Infanta Doña Elena. Las altas autoridades del Estado salieron a recibirles y Don Juan Carlos intercambió algunas palabras con Mariano Rajoy . La Familia Real no entró por la Puerta de los Leones, sino por la habitual de la calle Floridablanca, y en los pasillos del Congreso recibió el saludo de los expresidentes.

Llegaron los hermanos, sobrinos, nietos y demás familiares del Duque de Suárez, y las altas autoridades del Estado pasaron, una por una, a mostrar sus respetos ante el féretro del expresidente.

Los Reyes y la Infanta Doña Elena se detuvieron unos segundos ante el ataúd. Don Juan Carlos, con el rostro triste, Doña Sofía y Doña Elena se santiguaron. Más tarde irán también los Príncipes de Asturias a despedirse de Suárez y a dar el pésame a la familia. Lo harán cuando regresen de Bilbao, donde asisten este mediodía al funeral de Iñaki Azkuna, el alcalde de Bilbao.

Reunido ya el Estado entero junto a los restos de Adolfo Suárez, se guardaron unos minutos para el recogimiento, a petición del Rey, transcurridos los cuales, Don Juan Carlos impuso a Suárez la Real Orden de Carlos III, la máxima condecoración civil que otorga el Gobierno.

Los Reyes y la Infanta saludaron cariñosamente a la familia Suárez y le transmitieron sus condolencias. Media hora después de llegar, Don Juan Carlos abandonó el Congreso de los Diputados más triste que nunca. A la salida, los periodistas le preguntaron: «Es una gran pena», dijo el Rey.

Los Príncipes de Asturias han llegado hacia las 15.00 horas, recién llegados del funeral por Iñaki Azkuna , para consolar a la familia de Adolfo Suárez y mostrar sus respetos ante el féretro con los restos mortales del expresidente del Gobierno. Don Felipe y Doña Letizia fueron recibidos por el presidente del Congreso, Jesús Posada, y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

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