Diálogo mutuo, la receta de España para la paz en Siria
Margallo recuerda Guerra Civil española y la Transición en la conferencia de paz de Ginebra II
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El diálogo entre la oposición moderada siria y el régimen de Bashar el Assad es, en opinión del Gobierno español, la única vía de solución para la guerra civil que está devastando este país clave en Oriente Próximo. Esta es la principal idea que se ... extrae de la intervención del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo , en la conferencia de paz que se celebra en Montreaux (Suiza), bautizada como Ginebra II.
El debate arrancó ayer miércoles con ambas partes, así como sus principales respaldos a nivel internacional, enrocadas en sus posiciones. La oposición volvió a reclamar la salida del presidente sirio, Bashar al Assad del poder, mientras que el régimen insistió en que solo los sirios pueden decidir quién les gobierna.
Ante esta situación, García-Margallo optó por decir «algo distinto» de lo que fueron las intervenciones que precedieron a la suya y recordó dos episodios de la historia de España que, en su opinión, pueden aportar «cierta luz sobre el drama» sirio, como son la Guerra Civil española y la Transición.
«Nuestra guerra fue en primer lugar una guerra civil que tuvo un alto coste en vidas y en dolor y destrucción. Cada bando pensaba, como ahora en Siria, que su visión del país debía imponerse por la fuerza. Pero nuestra guerra fue al mismo tiempo una guerra internacional, en la que quienes se enfrentarían luego en la Segunda Guerra Mundial comenzaban ya a medir sus fuerzas», comenzó el ministro.
Tres lecciones españolas
García-Margallo subrayó que «el éxito» de Ginebra II «consiste en haber convocado a Gobierno y oposición para que por primera vez en tres años se sienten a hablar». Hecha esta observación, el ministro pasó a enumerar los aciertos de la Transición española, de la que se pueden extraer lecciones válidas para el caso de Siria.
El primer acierto de la Transición española fue optar por restablecer las libertades, antes de llamar a los españoles a las urnas. «En otras palabras, primero fue la libertad y después fue la democracia», dijo el ministro, para quien ése debe ser el primer objetivo del Gobierno de transición cuya creación constituyó la principal conclusión de la conferencia de Ginebra I.
El segundo acierto, continuó, fue el acuerdo alcanzado por los partidos políticos «moderados». «Estos partidos, que florecieron a millares, se fueron agrupando en coaliciones cada vez más amplias. Coaliciones que a su vez hicieron un frente común para negociar en condiciones de igualdad con los herederos del régimen anterior», señaló el ministro, impulsor de varias reuniones en España para ayudar a cohesionar a la dividida oposición siria.
Y el tercer acierto, destacó, fue redactar una constitución «entre todos y para todos», una Carta Magna que no fue redactada por unos para imponerse a los otros y en la que prevaleció el deseo de encontrar un común denominador que fuese aceptable por todas las fuerzas políticas. Pero antes de iniciar en Siria un proceso de diálogo y reconciliación nacional de las partes en conflicto, que debe «acompañar» la comunidad internacional, el ministro remarcó que lo primero de todo debe ser «silenciar las armas y lograr un alto el fuego inmediato».
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