Susana Díaz se sacude las sombras de Zapatero, Rubalcaba y Griñán
En solo tres visitas a Madrid, la flamante presidenta de Andalucía ha soltado lastre distanciándose del anterior PSOE, del de ahora y de su último mentor. Busca tener perfil propio
jaime g. mora
Susana Díaz fue antes concejal que licenciada. Y presidenta de la Junta de Andalucía antes de desempeñar cualquier actividad profesional que no fuera un cargo público. Porque la nueva figura emergente del PSOE milita en el partido desde su infancia y con 25 años ya ... era edil en el Ayuntamiento de Sevilla. Su precocidad y las buenas compañías le han aportado a Díaz una cualidad que todo político con ambición debe tener: la de elegir el momento para sacudirse todo lo que suene a antiguo, aunque sea a tu mentor . En su estreno de oro en Madrid, se ha quitado de encima las sombras de Zapatero, Rubalcaba y Griñán.
Pese a su juventud (38 años), Díaz sabe bien cómo librar batallas internas. Para entrar en política se juntó con Alfredo Sánchez Monteseirín y, cuando el Consistorio sevillano se le quedó pequeño, encontró cobijo en José Antonio Viera, más tarde defenestrado por el caso de los ERE. Así que, a su regreso de Madrid, donde fue diputada y senadora, vio en José Antonio Griñán el mejor atajo para entrar en la Junta andaluza y hacerse con la secretaría del PSOE en Sevilla.
Un año después, con Díaz como presidenta de Andalucía, Griñán cuenta los días para dejarle la dirección del PSOE andaluz, la federación más importante del partido. El congreso será los días 23 y 24 de noviembre. En tanto, Griñán, refugiado en el Senado por su relación con los ERE, ha visto cómo su equipo de confianza en la Junta era fulminado por su discípula , a la que también ha escuchado proponer a Mariano Rajoy un pacto contra la corrupción, contra la que Susana Díaz ha proclamado que «hay que ser implacables». En Madrid está ya Mario Jiménez, el otro «hijo político» de Griñán y ahora peón de la presidenta andaluza en la capital.
Más sonadas han sido sus patadas a Zapatero y Rubalcaba. Y eso que la «lideresa» declaró ser «heredera» del expresidente socialista cuando fue investida en el palacio de San Telmo. Un espejismo. En su puesta de largo en Madrid, con un discurso españolista frente al discutido modelo federal que promueve el PSOE en connivencia con el PSC, Susana Díaz enterró la herencia de Zapatero : «No se acertó cuando se proclamó que se aceptaría cualquier Estatuto que viniera de Cataluña». «Ha nacido una estrella», pregonó el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch. La frase forzó a Rubalcaba a renegar de quien le tuvo como mano derecha en el Gobierno. Eso ocurrió la semana pasada. En esta, la presidenta andaluza se ha ratificado aún más como una figura con voz propia en el PSOE. Y lo ha hecho ante el propio Rubalcaba y Rajoy.
Tras reunirse el miércoles con el primero, la baronesa apostó sin ambages por trabajar por la «unidad de España». En Ferraz, a su lado, Rubalcaba se vio obligado a recordar que el PSOE está en contra del «derecho a decidir» y a defender su territorio. «Lo que haga el PSOE en las Cortes –reivindicó– me corresponde a mí». Y reafirmó que su oposición al Gobierno seguirá pasando por el caso Bárcenas. Un día después, Susana Díaz le daba la razón: «El secretario general plantea su posición dentro del Congreso». Pero dejaba claro que ella es «presidenta de los andaluces» y, desde su atalaya de poder única en el PSOE, proponía a Rajoy en La Moncloa un gran pacto contra la corrupción al tiempo que dejaba en evidencia la estrategia de Rubalcaba: «Estoy convencida de que la corrupción no puede ser un arma para aniquilar al contrario». El secretario general del PP andaluz, José Luis Sanz, bromeó con que las miradas que la presidenta de la Junta dirige al líder de su partido «recuerdan a las miradas del cocodrilo al ñu» de los documentales.
Liberada de las ataduras más nocivas para los socialista, Díaz debe remontar el paso de la comunidad con mayor paro de España y uno de los menores grados de cumplimiento del objetivo de déficit. Pese a ello, su Junta gasta en asesores 8,43 millones anuales y 16 en altos cargos. Susana Díaz, mientras tanto, hace bandera de la transparencia. La baronesa andaluza luce su buena estrella antes de que su gestión empiece a desgastarla.
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