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Un lobista en el despacho de un político

Los cargos públicos españoles defienden que los grupos de presión contribuyen al desarrollo político, aunque reclaman mayor transparencia

Un lobista en el despacho de un político abc

jaime g. mora

Que los lobbies provocan desconfianza lo reconocen los propios lobistas. Quieren influir, y lo hacen, en la elaboración de leyes en defensa de un interés propio. Y por ello se les acusa de amparar a quienes están mejor colocados. Son opacos, se mueven entre despachos, ... alejados de los focos. Pero los políticos los perciben como un agente básico para la toma de decisiones. El expresidente estadounidense John F. Kennedy así lo creía: «Los lobistas me hacen entender un problema en diez minutos, mientras que mis colaboradores tardan tres días».

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