Un buen pronóstico para la capacidad locomotora del Rey

Las perspectivas son buenas. La primera cirugía para extraer el implante infectado, limpiar la zona y colocar un espaciador «fue como la seda», como dijo el Príncipe. Era la operación más delicada y todo funcionó como un reloj. Los datos que el traumatólogo Miguel Cabanela, deslizó al término de la intervención sólo son señales positivas para predecir una buena recuperación del Rey.

El primer motivo para confiar en los buenos resultados es el tipo de infección que ha truncado la recuperación de Don Juan Carlos. Las dos bacterias que se han aislado en la zona infectada proceden de la piel y no son muy agresivas . Ambas son sensibles a los antibióticos y no se necesitarán medicamentos muy complejos para eliminarlas.

Mínima agresión

Otra buena noticia es que la prótesis infectada se pudo extraer con una mínima agresión a la delicada osamenta del Monarca. Cabanela detalló cómo con la ayuda de su colaborador de la Clínica Mayo, el cirujano Robert Trousdale, extrajeron la prótesis sin dañar ni el fémur ni la pelvis, los puntos donde se ancla la prótesis de cadera. En algunos casos, es necesario romper el fémur para extraer la prótesis fallida y en esta ocasión no fue necesario. El espaciador, el implante provisional, que se ha puesto hasta poder colocar la prótesis definitiva también se ha podido fijar sin problemas y le permitirá a Don Juan Carlos permanecer cómodo y estar relativamente activo.

Al Rey le están suministrando antibióticos por vía intravenosa , un tratamiento que deberá mantener durante seis semanas. Pero además su implante provisional trabaja desde dentro, liberando de forma progresiva concentraciones controladas de antibiótico. Primero realiza una descarga importante tras colocarlo y luego, poco a poco, nuevas dosis.

La prótesis provisional elegida es además muy funcional y le permitirá bastante movilidad . Está previsto colocar el implante definitivo en ocho semanas, pero el Rey podría aguantar hasta casi un año con ella.

Ayer estaba previsto que se levantara y empezara a caminar con ayuda de muletas o un andador «si se sentía con humor» , explicó Cabanela, que prefiere ir poco a poco con la cadera real. Tampoco ha especificado el tiempo de hospitalización.

El estilo de este traumatólogo gallego, afincado en Estados Unidos, es diferente al de su colega Ángel Villamor, el médico que ha operado más veces a Su Majestad. Villamor se ha especializado en recuperaciones «exprés» y en técnicas que optan por empezar cuanto antes a ejercitar la zona lesionada.

Cabanela aconsejará rehabilitación pero aún no se ha pautado. La idea es que haga ejercicios poco agresivos. Se movilizarán los brazos y las piernas para evitar que pierdan masa muscular y cuando la herida ya esté mínimamente cicatrizada se aconsejarán ejercicios en la piscina, como caminar dentro del agua. Cuando el cirujano gallego vuelva a Estados Unidos, será Villamor quien supervise su recuperación y ejercicios de rehabilitación. Y lo hará siguiendo las pautas de Cabanela.