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Aznar: «Hubo una oportunidad al ganar las elecciones... hoy el PP no puede permitirse desaprovechar otra»

«Es indispensable fortalecer los elementos de cohesión del Estado en este momento»

Aznar: «Hubo una oportunidad al ganar las elecciones... hoy el PP no puede permitirse desaprovechar otra» ignacio gil

manuel marín

–Transcurridos los años, ¿comparte la evolución del Estado autonómico? ¿Qué vicios le ve?

–Uno de los problemas que tenemos es articular un Estado viable y sostenible. Soy partidario del Estado autonómico viable, financiado y sostenible. Y una de las cuestiones de nuestro tiempo es poner un final porque el Estado autonómico no puede estar abierto permanentemente. Una cosa son las discusiones normales en los Estados federales y descentralizados, y otra cosa es tener el modelo de Estado abierto. ¿Por qué se necesita ese cierre? Porque durante la legislatura anterior los Estatutos que se aprobaron en algunas comunidades autónomas han transgredido con mucho los límites constitucionales. Han desbordado lo que significaban los límites razonables del Estado autonómico.

– Retorna al debate político una hipotética reforma constitucional. ¿Sería partidario de reformar la Constitución para dar más poder al Estado central frente a los abusos de las autonomías?

–Lo que digo es que es indispensable fortalecer los elementos de cohesión del Estado, hoy en España, como consecuencia de esta deriva: más cohesión territorial, más cohesión económica, social, cultural… Más cohesión de todo aquello que garantice la unidad y la eficiencia del Estado. Eso es imprescindible. Esa es la tarea política más importante que debemos realizar. Y eso lo podemos articular con las leyes vigentes actuales, pero si fuese necesario en ese proceso abordar una reforma constitucional, habría que pensar en ello. Ahora bien, que el agua vuelva a su cauce es perfectamente posible con el marco jurídico-constitucional vigente. Y quien gobierna tiene los elementos de política y cohesión necesarios para ello. Para eso está la acción política de quien tiene la responsabilidad de la acción de gobierno, y de los partidos que supuestamente tienen que ser nacionales e integradores. Soy partidario del Estado autonómico, pero no de que esto se haya convertido en un Estado residual cada vez más complicado y difícil de gobernar.

–En cualquier caso, con la cesión de competencias a las autonomías a lo largo de nuestra trayectoria en democracia, ¿no ha habido también un efecto contagio de los virus nacionalistas en autonomías que no son ni han sido nunca nacionalistas?

–Si tú tienes un Estado autonómico, y acepto plenamente la lógica de ese Estado, lo natural es culminarlo, no dejarlo caer. Yo dije que nosotros íbamos a culminar el Estado autonómico, pero advertí de que tras cruzar una raya solo están la autodeterminación y la desintegración. Lo malo es que se pasó la raya, se cruzó… Por eso se está debatiendo hoy sobre la autodeterminación y la desintegración. De todos modos, y a los efectos de la cohesión nacional, los problemas que pueda tener la educación, por ejemplo, no vienen de Castilla y León... para entendernos. A lo mejor vienen de otros sitios, pero no parece que sea de Valladolid, Segovia o Ávila…

–Usted pactó con partidos nacionalistas como CiU o PNV en 1996. ¿Hasta qué punto se hicieron concesiones que, a tenor de su discurso, no debieron hacerse?

–Francamente no es así. Aquellos pactos fueron públicos y no conozco a nadie que los denunciara como peligrosos. Fueron sancionados además con una mayoría absoluta que logró el PP en una segunda legislatura y produjeron muy buenos resultados. Lo curioso además es que en mi segunda legislatura hubo más pactos que en la primera, lo cual implica algo muy interesante: preservar y aplicar la mayoría en unas cosas no es incompatible con pactar en otras cosas. Nosotros logramos el pacto antiterrorista, un pacto por la justicia, uno sobre inmigración, uno sobre financiación autonómica, el plan hidrológico nacional… Nada más y nada menos. Y todo eso, en la segunda legislatura con una gran mayoría absoluta. Lo que tiene que hacer una mayoría es dirigir, impulsar… Por eso digo que si los españoles le hubiesen visto riesgo a la actuación del PP en el año 2000, no nos habrían dado la mayoría absoluta. Y por reelección en las urnas, insisto…

–¿Qué opinión tiene de la reforma de la Administración que ha planteado el Gobierno?

–A mí, que se simplifique la Administración en todos sus niveles me parece muy buena idea y beneficiará al contribuyente. Cosa distinta es pasar de la música a la letra. Veremos. Pero que se plantée eso, desde el punto de vista de la economía del país, me parece positivo.

–Su tono es de pérdida de confianza de España en sí misma. ¿Cuál sería su fórmula para poder recuperarla tras el tsunami que están representando la crisis institucional y económica?

–En todo lo que he dicho estas semanas me reafirmo. En todo. Ni me sobra un punto, ni añado una coma. He intentado explicar lo que nos pasó, su origen y qué es lo que yo creo que hay que hacer: afrontar una acción política de gran envergadura sobre la reforma del Estado, sobre importantes reformas sociales, sobre una revisión de los parámetros de la situación internacional de España, sobre una reforma profunda que garantice una mejor cohesión del país… Son los elementos fundamentales de la política y, repito, forman parte del mandato que recibió el PP en las elecciones generales.

–¿Y lo puede poner en práctica solo el PP? ¿Ve al PSOE desaparecido?

–Yo cada vez me siento más identificado con los electores, porque lo soy. El problema es que el mandato es muy complicado. Es indudable que el PSOE carece de una visión general de España. Me pregunto cómo puede pedir el derecho a decidir en Cataluña y, al mismo tiempo, pedir que se suprima el concierto vasco. Es absolutamente insólito. El PSOE como partido nacional no existe y se está desagregando crecientemente en otros partidos y en radicalismos autonómicos que no conducen a ninguna parte. El nacionalismo está por la secesión. ¿Por qué la gente le dio la mayoría al PP? Pues por eso.

–¿Y no lo está cumpliendo?

–Lo que la gente pide es que el PP ejerza esa mayoría que le han otorgado las urnas. Si el PP convence a otros para que se sumen a sus iniciativas, perfecto. Pero tiene que ejercer su mayoría porque si no las consecuencias podrían ser más complicadas todavía. Dicho de otra manera: como consecuencia de la mayoría del año 2011, había dos oportunidades en el tiempo. Una, al comienzo de la legislatura, y desgraciadamente… Bueno, desgraciadamente digamos que esa oportunidad ya no existe. Otra, ahora... y no podemos permitirnos desaprovecharla. Es más. Si la aprovechamos con una política de alta intensidad, España tendrá condiciones mejores que las de muchos países de su entorno, no solo para ser un país moderno desde un punto de vista geopolítico, o para ser ambicioso y con capacidad de decisión, sino para salir antes de la crisis económica. Esa oportunidad existe en este momento. Es la más importante que tenemos y de eso hay que ser plenamente conscientes.

–Parece que usted vuelve a desconfiar… ¿Es que no ve consciente al partido en el Gobierno?

–Yo deseo lo mejor para el Partido Popular y para su presidente, no lo puedo decir de otra manera. Pero debo decir que mi tarea en muchas ocasiones es la de alentar... y alertar. Sí, también alertar.

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