¿Fin al «efecto túnel» en América Latina?

Rafael Domínguez, director de la cátedra de Cooperación Internacional y con Iberoamérica de la Universidad de Cantabria , subraya, además, la caída en las relaciones comerciales con China que, a su vez, se resiente por la recesión de la Eurozona . Entretanto, en varios puntos de América Latina, se están sucediendo las protestas mayoritarias, como claro ejemplo, las presenciadas en Brasil , o incluso en Perú esta semana.

Esta confluencia estaría relacionada, según hipótesis de Domínguez, al denominado «efecto túnel» propuesto por el economista Albert Hirschman . El también llamado «factor esperanza» argumenta que en un país donde hay unas enormes desigualdades, ésta es tolerada si hay crecimiento económico, como «una suerte de luz al final del túnel» para la población más desfavorecida.

Expuestos a China

Por tanto, como se puede concluir, una moderación de la tasa de crecimiento de la economía china puede afectar sobremanera a países tan expuestos a la relación con el gigante asiático como son la propia Brasil, Chile, Perú o Venezuela . Ambos, según Domínguez, representarían las caras opuestas de la misma moneda en cuanto a manejo macroeconómico, puesto que, el país presidido por Maduro, junto con Argentina, centran las hostilidades de la región, con una inflación muy elevada e importantes exportadores de petroleo y alimentos básicos, respectivamente.

Por otro lado, Perú espera un crecimiento del 6% en el segundo semestre de 2013. Según palabras del experto en Cooperación Internacional en Iberoamérica, «las buenas sensaciones macroeconómicas del país andino son debidas sobre todo a sus vínculos comerciales con China, a que es una economía muy abierta. En definitiva, un país que tiene unos fundamentos económicos muy buenos para crecer en un contexto incluso de crisis como el actual».

Cambio de matriz productiva y futuro

Sumado a la importancia crucial de las relaciones con China, el modelo actual dependiente de las materias primas centra el debate sobre la sostenibilidad del subcontinente. Sin embargo , un «cambio de matriz productiva, toma mucho tiempo, precisa un consenso internacional, se necesita reducir la desigualdad . A medio plazo, la continuidad óptima de este modelo es inviable», incide Domínguez.

Por el contrario, como esperanzas para América Latina, ésta, en general, presenta una baja deuda pública en torno al 30%, con la salvedad de Brasil (60%). Ello, sumado al «bono democrático» donde hay una mayor población activa joven, prosigue Domínguez, sitúa al subcontinente con unas perspectivas que «ya las quisiera el viejo continente». Aunque, eso sí, con una desigualdad. Según el Índice Gini - el cero representa una equidad perfecta, mientras que un índice de 100 denota una inequidad perfecta- todavía alarmante superando en más de 20 puntos la media europea. Igualmente, la corrupción y la desigualdad «se retroalimentan» y centran las preocupaciones políticas de la región.

Banco de desarrollo de «Brics»

«Vamos a un mundo de bloques regionales». Así se refiere Domínguez a la «Alianza del Pacífico» -México, Colombia, Perú y Chile- y sus intereses en dinamizar el comercio entre los países que conforman el bloque latinoamericano y los de Asia-Pacífico, cuando ya Perú presenta un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China. Como claro ejemplo de los movimientos del tablero de ajedrez geopolítico, y como contrapeso al Banco Mundial y al FMI, estaría el Banco de desarrollo de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el cual estaría listo para 2014.