Brasil, ¿el final de un sueño?
Las reformas estructurales en la economía serán clave para consolidar la recuperación del país carioca
mario weitz
Brasil es considerado , junto con China e India , una de las nuevas potencias emergentes de los últimos años. Sin embargo, el descontento surgido en las últimas semanas y cierta ralentización de su economía comienzan a despertar dudas sobre el futuro del país.
El ... milagro económico de Brasil es un fenómeno muy reciente . Hace poco tiempo, cuando Fernando Cardoso era presidente, la hiperinflación devoraba el país. Hoy, sin embargo, ya nadie duda de que Brasil es uno de los grandes éxitos económicos de los últimos años. Pero... ¿en qué se ha basado ese éxito? Primero, en abordar desequilibrios macroeconómicos con un modelo de economía de mercado, combatiendo la inflación, bajando el déficit fiscal y evitando endeudarse. Sobre todo, los gobiernos de Cardoso y Lula siguieron un modelo ortodoxo muy exitoso que atrajo mucha inversión extranjera.
Sin duda, la gran riqueza de Brasil en estos momentos es la exportación de materias primas , aunque con los descubrimientos de petróleo por Repsol hace pocos años, también ha destacado como potencia energética. Sin olvidar su potente industria, otra de sus fortalezas. Es la más importante de Iberoamérica y está, sobre todo, concentrada en la poderosa Sao Paulo, muy atractiva para la inversión foránea.
Pero el gran éxito de Brasil ha sido la incorporación de una nueva y numerosa clase media , asociada con el gran crecimiento económico y ávida de consumo, lo que ha traído como consecuencia negativa el aumento de la inflación. Se estima que la clase media creció en 30 millones de personas entre los años 2000 y 2010.
Dos fenómenos preocupan últimamente en Brasil, la apreciación de su moneda y la burbuja inmobiliaria. Los exagerados aumentos en el precio de la vivienda en varias ciudades han recordado a la burbuja de otros países como España y la entrada masiva de capitales ha apreciado el real y causado dudas sobre la sostenibilidad de esa situación, que, no obstante, mejora. En Brasil también preocupa la dependencia de China en el comercio exterior y la alta carga fiscal, un 36% del PIB. De hecho, el crecimiento económico este año será de solo un 2,7%, muy lejos del 7,5 % de 2010.
¿A que responden las demostraciones masivas de descontento en las calles? Lo interesante es que los manifestantes no eran obreros o clase baja sino la nueva clase media. La teoría más convincente, en mi opinión, es la siguiente: al crearse una clase media muy rápido, no ha dado tiempo a construir infraestructuras, transportes, educación o sanidad que la satisfagan. Estas circunstancias unidas a la altísima corrupción ha motivado que sean muchos los que reclaman menos inversiones en mundiales de fútbol y más en servicios básicos.
Nadie duda de la pasión de los brasileños por el fútbol. Están convencidos de que el Mundial y las Olimpiadas, ayudarán a crecer a la economía, pero sus demandas apuntan a prestar más atención a temas sociales.
Pese a todo, soy optimista respecto al futuro de la economía brasileña. Y me baso en los siguientes argumentos:
1) El liderazgo de Dilma Rouseff, una presidenta que tiene carisma, que entiende que es necesario combatir la corrupción, mantener la ortodoxia y estabilidad económica e invertir en sectores productivos.
2) Aunque China, gran socio comercial de Brasil, crecerá algo menos, es probable que lo haga al 7% anual en los próximos años.
3) Los precios de las materias primas afectan mucho a la economía de Brasil, al ser un gran exportador de alimentos y minerales. El país deberá compensar esa estabilidad o incluso caída de algunos precios con políticas que generen más ahorro interno.
4) El desarrollo energético de Brasil se está consolidando, con los descubrimientos de grandes pozos de petróleo y el desarrollo de la energía solar, hídrica y eólica.
5) Políticamente, Brasil será tal vez con México el líder en Iberoamérica y eso ayuda a la economía.
Sin embargo, Brasil deberá afrontar algunos cambios estructurales en su economía para consolidar esa recuperación. Por un lado, combatir la corrupción con una reforma política y constitucional, aunque ya han dado los primeros pasos en esa dirección. Es urgente controlar la inflación y, sobre todo, el déficit fiscal. Debe simplificarse y liberalizarse la economía, bajar impuestos y abrir la economía al mundo. Brasil sigue siendo un país proteccionista y eso es muy malo para una economía. Debe consolidar una política que es atractiva para la inversión extranjera además de depreciar algo mas el real brasileño, que estuvo muy apreciado en el pasado.
Y hay algo que afecta a España y que Brasil debe solucionar. Este país ha estado poniendo trabas burocráticas a los profesionales españoles que buscan trabajo. Tiene pendiente, por tanto, facilitar esa emigración cualificada, sobre todo ingenieros y arquitectos.
El éxito de todas estas reformas es muy importante para la economía española, ya que nuestra inversión en Brasil es de peso. Y aunque la exportación está limitada por los altos aranceles, hay mucho producto español que podrá exportarse a Brasil, lo que facilitará la recuperación económica.
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