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Correr en un maratón, el mejor método para salir de la indigencia

Participar en una carrera puede ser el mejor método para salir de la pobreza y la frustración. Todo pasa por recuperar la autoestima

Correr en un maratón, el mejor método para salir de la indigencia back on my feet

maría g. picatoste

Correr un maratón significa poner al límite el cuerpo y la mente durante 42.195 metros. Para llevar a cabo este exigente reto hacen falta resistencia, perseverancia, concentración y muchas ganas de superación, entre otras varias cualidades. La gran mayoría de ellas, también esenciales para triunfar en otro tipo de carreras: la profesional y la lucha por la vida. Correr un maratón es todo un aprendizaje para triunfar en el trabajo y en la vida .

Con esa idea en mente funciona «Back on my Feet» , una organización sin ánimo de lucro que busca crear independencia y autosuficiencia entre los sin techo, integrantes de comunidades desatendidas, gentes con problemas económicos o que pasan por un mal momento en su vida personal. Y lo hacen utilizando la preparación para correr un maratón como vía para restaurar su confianza, su fuerza y su autoestima.

Anne Mahlum fundó «Back on my Feet» en 2007. Originaria de Dakota del Norte, se aficionó a correr a los 16 años. Entonces descubrió que cada carrera se gana paso a paso y que se aprende más corriendo el camino más difícil, enseñanzas que le ayudaron a sobrellevar la adicción de su padre a las apuestas. Años después, en Filadelfia, entabló amistad con los habitantes de un hogar de acogida. Y una mañana, mientras se entrenaba, se dio cuenta de que correr podía ayudar a sus nuevos amigos como le había ayudado a ella.

«Correr es una preciosa metáfora de la vida», explica Anne, fundadora de «Back on my Feet»

La idea de esta maratoniana, que ha competido en todos los continentes, pronto pasó de ser una cita matutina para indigentes y gentes con los más diversos problemas para transformarse en una organización que genera cerca de cinco millones de dólares (unos 4 millones de euros) y colabora con decenas de empresas para ofrecer nuevas oportunidades a quienes participan en el programa.

«Correr es una preciosa metáfora de la vida», explica Anne, quien, aunque no pudo remediar los problemas de su padre, encontró la forma de ayudar a otras muchas personas con un programa que consta de dos fases. En la primera, todos aquellos menesterosos que lo deseen se unirán a un entrenamiento durante tres mañanas a la semana en un máximo de seis meses. En ese tiempo se les hará un seguimiento tanto de su participación, como de su rendimiento y sus marcas .

Quienes, al cabo del mes, tengan una asistencia igual o superior al 90 por ciento pasarán a formar parte de la segunda fase, denominada «Next Steps» (Siguientes Pasos). En ella el equipo de la organización elaborará junto a cada participante una hoja de ruta con la que valorar su situación actual y preparar el camino para «una vida independiente según sus intereses y capacidades».

Y es que «Back on my Feet» no busca transformar a sus participantes en corredores profesionales, sino en personas que puedan obtener un trabajo, volver a estudiar o a dar los pasos necesarios para recuperar la confianza en sí mismos.

En sus casi cinco años de existencia, «Back on my Feet» ha ayudado a más de 375 indigentes a conseguir trabajo, a unos 250 a obtener un hogar y a 385 personas a continuar con su formación educativa.

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