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Jordi Pujol, su historia menos honorable

Casos de corrupción, un empresario poco ejemplar, un juez prevaricador y una red clientelar empañan la imagen de hombre de Estado de quien ahora se confiesa independentista

Jordi Pujol, su historia menos honorable JOB VERMEULEN

MARÍA JESÚS CAÑIZARES

Finales de los años setenta. A las puertas del Congreso de los Diputados. «Oye Jordi, ¿tú eres independentista?», preguntó a bocajarro el entonces dirigente del PNV, Xabier Arzalluz. «Yo seré independentista el día que el departamento de Estado de Estados Unidos diga que los ... catalanes podemos serlo» . La respuesta encaja con esa imagen de hombre de Estado que muchos atribuyen a Jordi Pujol y que él mismo ha subrayado en el tercer volumen de sus memorias, recientemente publicadas. Lo que esa autobiografía no explica son las sombras de una trayectoria política al servicio de la construcción nacional catalana que colocó al expresidente en el punto de mira de la Justicia y que evidenció una tendencia a rodearse de amistades peligrosas.

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