Fenómenos paranormales
Muere Manolito Reyes, más conocido como Pozí en «Crónicas marcianas»
Antes de «El club de la comedia» ya había monologuistas. Uno fue Manolito Reyes, Pozí, fallecido el sábado en una residencia de Vejer de la Frontera (su ingreso allí fue posible gracias a Javier Cárdenas y varias asociaciones solidarias). A Pozí lo soltaban en el plató de «Crónicas marcianas» y decía cosas como «Manuela, ¿has tirado la fruta? Pozí, Amparo». Es discutible que fuera humorista, aunque hiciera reír. No es discutible que formaba parte del catálogo de lo que con mala baba hubiéramos llamado Tontos del Pueblo. Pero lo mostrado de forma corriente por la televisión de los noventa no era nuevo. El origen podía rastrearse en el circo de P.T. Barnum, en «La parada de los monstruos» de Tod Browning o en las fotografías de Diane Arbus. Si Lucía Zárate, la mujer más pequeña del mundo, hubiera nacido más tarde, en lugar de trabajar para Barnum lo habría hecho en «Crónicas marcianas». Todo está inventado. Hasta «Gran Hermano». Puede que «An American Family» sea el primer reality televisivo, pero Lucía Zárate protagonizaba un reality show en el s. XIX. La mexicana aparecía en un decorado hogareño, bebía té, leía o hablaba con el General Mite (otro diminuto). La pequeña gran estrella fue recibida por la reina Victoria de Inglaterra o el Zar de Rusia. Con la televisión, la gente principal puede disfrutar de distracciones semejantes sin que se note.
Javier Cárdenas, reportero de «Crónicas marcianas», trajo a personajes como Pozí o Carlos Jesús,el vidente/sanador/mamarracho procedente de Raticulín. Jesús Quintero, a Juan Joyas, «Risitas», y a su cuñado, «Peíto». Tampoco eran humoristas pero formaron una de las parejas artísticas más recordadas por sus charlas y sus chistes. Triunfaron en «El Vagamundo», en Canal 2 de Andalucía . Su gracia consistía en que Risitas contaba un chiste, se reía, decía «cuñaaaaaao» y el cuñado reía (a la vez que mostraba su único diente). Cuando Peíto murió, Risitas continuó en «El loco de la Colina». Otra figura de este negociado fue Cañita Brava, lanzado en «El semáforo», que hacía espectáculo de la humillación.
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