El partido de la canciller Merkel aprueba ilegalizar a la ultraderecha alemana

De nuevo emerge la oscura sombra del «Servicio de Protección de la Constitución» (BfV, servicios de inteligencia interior), la misma que entonces invalidó el proceso, pues había situado al Estado como juez y parte: agentes infiltrados proporcionaron las pruebas para el proceso. Está siendo muy cuestionada también la acción del BfV, y t anto los democristianos como los socialdemócratas quieren ahora reducir la infiltración de agentes antiterroristas entre los grupos neonazis, por inefectiva y obstaculizante de toda iniciativa legal.

Los democristianos de Angela Merkel han votado en un congreso la iniciativa de la canciller para proscribir al partido nacionalista ultraderechista NPD por la serie de crímenes xenófobos que ha conmocionado al país. La propuesta ha recabado el apoyo unánime de los mil delegados que participan en el congreso nacional del partido en Leipzig, en la misma región ex comunista donde ha prosperado no sólo el NPD, sino los propios crímenes racistas.

La controversia frente a las agrupaciones ultranacionalistas que basculan en torno al NPD se ha reabierto con el descubrimiento de una célula terrorista, formada por tres presuntos neonazis y autoproclamada Movimiento Clandestino Nacional-Socialista. El grupo podría haber matado a nueve inmigrantes , la mayoría vendedores de kebab, así como a una agente de la policía, entre los años 2000 y 2007. Dos de los integrantes al parecer se suicidaron hace diez días y la tercera persona está bajo arresto policial. La fiscalía ha hallado en su poder armas y un sádico vídeo preparado para reivindicar las muertes de los inmigrantes asesinados.

El hecho de que el grupo lograra ejecutar esa serie de crímenes inadvertidamente a lo largo de casi diez años ha despertado la sospecha de que estaban protegidos por los servicios secretos, así como la inquietud sobre el papel de ciertos agentes.

Un ex jefe del servicio alemán de información se ha apresurado a negar que la célula o la agente asesinada trabajasen para el BfV como informantes. «Ello habría sido una incompetencia y un sinsentido» , ha manifestado Helmut Röwer, ex director del BfV en Turingia, que negó que el trío hubiese podido informar a sueldo de la agencia.

«Dicho de otro modo, no ocurrió nada de eso mientras yo estaba al cargo», aseguró. Röwer acusa a la policía de no haber logrado detener al trío en 1998 y estima que en aquel momento hubo «sospechas muy serias de irregularidades en la policía».

La agencia, dependiente del ministerio del Interior y que trabaja habitualmente con topos y chivatos, tenía identificado al trío como parte de la escena de ultraderecha en Turingia hasta 1998, cuando oficialmente les perdió la pista. Hasta este fin de semana los investigadores no han relacionado la decena de asesinatos con los grupos neonazis: cuando descubrieron las muertes de dos de ellos en una caravana.

El vídeo encontrado durante la investigación muestra las muertes de inmigrantes como auténticas ejecuciones y amenaza con nuevos atentados: «Mientras no haya cambios sustanciales en política, medios, policía y libertad de expresión, seguiremos con nuestras actividades ». Según los analistas, los mensajes no sólo sugieren mentes perturbadas sino la inquietante sensación de que los neonazis se sentían intocables.

El debate sobre la ilegalización del NPD, que ahora integra a otros grupos —entre nacionalistas, neonazis y meros «hooligans» parados— ha vuelto a cobrar fuerza, impulsado por la derecha bávara (CSU), que pide a su vez la desactivación previa de todos los informantes.