Grandes fortunas galas ofrecen pagar más impuestos para combatir la crisis

Este «esfuerzo solidario», respalda, a juicio de los firmantes del manifiesto, el futuro económico del país. «Nosotros, presidentes y directivos de empresas, hombres y mujeres de negocios, pedimos la instauración de una contribución especial que afectará a los contribuyentes franceses más favorecidos», reza el comunicado publicado ayer en el semanario «L'Observateur».

Entre los firmantes de la misiva se encuentran la multimillonaria heredera del imperio L'Oréal y primera fortuna francesa, Liliane Bettencourt, y los primeros ejecutivos de multinacionales galas como Orange, Veolia, primera compañía de gestión de aguas del mundo, el «holding» aéreo Air France-KLM, Danone, la petrolera Total y el banco Société Générale. Precisamente, este último presionó para que el Ejecutivo francés aprobara el 11 de agosto la prohibición de operar con posiciones cortas sobre los títulos de entidades financieras galas.

En un intento por aprovechar la coyuntura y mejorar su imagen entre la sociedad francesa, las 16 empresas promotoras de la propuesta afirman ser «conscientes» de haberse «beneficiado plenamente del modelo francés y europeo» que quieren «ayudar a preservar». «Esta contribución», reconocen los empresarios, «no es una solución en sí misma, por lo que tiene que formar parte de un esfuerzo más amplio de reforma, tanto de los gastos como de los ingresos».

Nicolas Sarkozy, según fuentes cercanas al Eliseo, ya tenía entre sus planes la imposición de una tasa especial de entre el 1% y el 2% sobre aquellos contribuyentes con ingresos superiores al millón de euros. Según cálculos gubernamentales, la nueva figura fiscal incrementará en 300 millones de euros anuales la recaudación de la Hacienda Pública gala y estiman que cerca de 30.000 privilegiados se verán afectados por ella.

Además de esta medida, el Ejecutivo galo tiene previsto presentar hoy una batería de propuestas de reducción del déficit público con el fin de cumplir el compromiso del 5,7% para este año y del 4,6% y 3% para 2012 y 2013 respectivamente.

Entre otras políticas, el sustituto de Christine Lagarde al frente de la cartera de Finanzas, François Baroin, baraja una reducción generalizada en las partidas presupuestarias asignadas a cada ministerio y la abolición de determinadas desgravaciones, lo que en la práctica se traduciría en un aumento de la presión fiscal.

Una de las cargas que podría sufrir incrementos es el impuesto de sucesiones y donaciones, cuyo tipo único fue suavizado en 2007 cuando el déficit galo era inferior al 3%, límite máximo fijado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y la deuda apenas alcanzaba el 64% del PIB. Ahora, con una deuda pública superior al 84% y las agencias de «rating» al acecho, el presidente francés está obligado a tomar «drásticas» medidas de austeridad.

En España. la vicepresidenta económica, Elena Salgado, no aclaró ayer si el Ejecutivo se está planteando la posibilidad de recuperar el Impuesto sobre el Patrimonio y aseguró que una decisión de este tipo se estudia «en 24 horas». El Gobierno de Rodríguez Zapatero aprobó a comienzos de esta legislatura una reducción del 100% en el tributo, pero la figura como tal sigue existiendo.