Los Jerónimos salen de la UVI
El histórico templo reabre sus puertas al público tras permanecer cerrado durante un año para someterse a una profunda rehabilitación interior
«Los edificios te piden mimo y cariño. Pero cuando se trata de un edificio histórico hay que quererle mucho más y “dialogar” con él para que su restauración sea amigable». Francisco Jurado habla con pasión de la iglesia de Los Jerónimos. Es arquitecto especializado en restauración y lleva veinticinco años ocupándose de la «salud arquitectónica» de este templo madrileño. Es su «médico particular» y acaba de rematar una serie de obras interiores que han mantenido a la iglesia cerrada al público durante el último año.
«Empecé muy joven en la restauración. La primera que hice en Madrid fue la de Los Jerónimos. Fue todo un reto. Me lo encargó el Ministerio de Cultura porque todavía no se habían traspasado las competencias a las comunidades autónomas. Fue en 1985», dice el arquitecto. Las obras que ha terminado hace unas semanas han sido interiores, como ya ha ocurrido en anteriores etapas. Esta vez han afectado al pavimento y se ha instalado un «suelo radiante» (a base de tuberías de agua para mantener la temperatura), presbiterio y escaleras de acceso al altar, básicamente.
Además, se ha realizado un trabajo de investigación arquitectónica y se han recuperado —y restaurado— murales en las paredes consistentes en siete escenas de un antiguo Vía Crucis. También han aparecido, en una de las capillas, dos bajorrelieves que marcan la puerta de acceso a los aposentos reales, que los hubo dentro del complejo de la iglesia.
La historia del monasterio de San Jerónimo el Real arranca a mediados del siglo XV cuando Enrique IV lo funda, en 1464, para conmemorar hazañas bélicas. Estaba, como monasterio de Nuestra Señora el Paso y gobernado por monjes jerónimos, en el camino de El Pardo, a la altura de donde hoy se encuentra la ermita de San Antonio de la Florida. Al año siguiente, el mismo rey cambió la advocación del monasterio por la de San Jerónimo el Real.
Permiso para el traslado
Los Reyes Católicos admiten el traslado pedido por los monjes debido a lo insano del lugar. En 1502 se decide la «mudanza» a extramuros de la Villa, al este, en un pequeño alto sobre el Arroyo de Valnegral. La construcción del templo en su ubicación se inicia en 1503 bajo la dirección de Enrique Egás, que se nutre de los trazos de San Juan de los Reyes (Toledo) y de Santo Tomás (Ávila). En 1505 está acabado. Su estilo es neogótico y desde el principio se usó para actos oficiales.
Los ejemplos son incontables. En 1510 Fernando el Católico reúne Cortes en el templo y en 1528 tiene lugar aquí la jura de Felipe II como Príncipe de Asturias, una tradición que se mantendrá hasta la de Isabel II, en 1833... Y, en 1905, la boda de Alfonso XIII. Todo ello demuestra que Los Jerónimos han estado muy unidos a la institución monárquica y a la historia de Madrid.
En boca de todos
De esa historia se ocupa, desde 1985, Francisco Jurado. Suyo es, también, el Plan Director del conjunto arquitectónico, realizado a instancias de Patrimonio regional. La estabilidad del edificio estaba en boca de todos. «En 1985 —recuerda— empezamos con la consolidación de la portada y las fachadas de la iglesia. La principal estaba apuntalada, agrietada. Ese fue mi bautismo laboral. Después seguí con las cubiertas laterales, las de la nave central, la restauración de las torres, bóvedas, pintura, electricidad, calefacción y pavimento». Todo ello hasta 1991.
Entre 2002 y 2006 Francisco Jurado construye, como ampliación del Prado, el edificio parroquial «que parece un cubo, y muchos creyeron que también era de Moneo; pero no, es mío», comenta, en tono jocoso, el arquitecto. ¿Queda algo por hacer? Jurado no lo duda. «El enfermo ha salido de la UVI pero yo me quedo con las ganas de hacer un museo debajo de la nave central para exponer objetos litúrgicos. No hay dinero».
Mientras, este arquitecto ya está restaurando el castillo y el parador de Lorca, muy dañados tras el terremoto del 11 de marzo.
Ya «curó», en su día, hasta al mismísimo acueducto de Segovia.
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