Las huellas que deja la acampada en Sol
El movimiento 15-M se marcha de la plaza, pero aún queda allí un punto de información, un minicampamento, comerciantes más o menos resentidos y una placa que conmemora las cuatro semanas de ocupación
diego casado
«Dejaremos la plaza tal y como nos la encontramos», era el deseo que los acampados en la Puerta del Sol de Madrid expresaron en la asamblea en la que decidieron marcharse . Sin embargo, el primer día oficial sin acampada en Sol, los signos ... del movimiento son todavía más que evidentes en el lugar.
El resto más llamativo es el armazón de palés en forma de bóveda que se ha convertido en el punto de información de los «indignados». Ocupa unos 100 metros cuadrados en el centro de la plaza y, aunque no tiene permiso municipal de instalación, ya se ha convertido en la sede física del movimiento 15-M. Tiene vocación de permanencia al menos durante todo el verano y en su mostrador se ha habilitado un buzón para que la gente deje sus propuestas y aportaciones.
Lo que también quedaba a las 9.30 de la mañana, en medio del ajetreo de limpieza de trabajadores del Selur, ayudados por las propias escobas de los «indignados», era una treintena de tiendas de campaña , donde han pasado la noche los que, pese al fin de la acampada, seguirán durmiendo en la calle. Su intención también es irse cuanto antes.
«Algunos se han marchado esta noche a acampar a la Cuesta de Moyano, para apoyar a los cooperativistas que protestaban allí; otros nos hemos quedado para concretar cómo vamos a hacer la acampada itinerante », explica una de las jóvenes que lleva en Sol desde hace varios días.
Esta tarde, en la asamblea general, quieren consensuar cómo llevar a cabo su decisión de acampar eventualmente en los barrios de Madrid que se presten a acogerlos. Vallecas, de momento, ya ha indicado que les prestará cobijo.
Comerciantes: aliviados pero resentidos
La acampada también deja víctimas colaterales: los que tienen su puesto de trabajo en la plaza y han visto cómo en los últimos 28 días sus ventas caían en picado.
En El doblón de oro , la administración de lotería que se vio atrapada en la zona de tiendas Quechua, ven con esperanza el fin del campamento: «Acabo de abrir hace diez minutos y ya tengo cola», comenta su responsable, aliviado de la «normalización». Incluso agentes de la Policía Nacional compran un par de décimos. La semana pasada, el mismo lugar cifraba sus pérdidas en hasta uno 80% con respecto a hace un mes.
Otros comerciantes muestran con más vehemencia su resentimiento. Es el caso de los quiosqueros de la plaza, a quienes el campamento no solo ha hecho descender sus ventas (dicen haber perdido entre el 50% y el 60%). También les ha dejado secuelas físicas: «Mira lo que me hicieron las pulgas» , dice uno de ellos mientras levanta su camiseta y muestra los picotazos que los insectos han dejado en su pecho.
Él echa la culpa de la eternización del campamento -carné del PSOE en mano- «al Gobierno y a Rubalcaba», de quienes dice haberse sentido «defraudado y engañado». «Llegó un momento en el que quería que hubiera habido un desalojo con sangre», dice.
El impacto económico ha variado según la ubicación más o menos cercana a la plaza. En La Mallorquina , histórica pastelería a la entrada del lugar desde la calle Mayor, la caída en ventas se cifra en un 20%. «No ha sido tanto como dicen otros», explica su responsable, Ángel Gallo.
«Lo peor de todo esto es en lo que se ha ido convirtiendo» -cuenta Ángel- «Los buenos se fueron en la primera semana. Luego ya solo quedaron estos», refiriéndose a los jóvenes con estética «punki» que merodean por la plaza. Una sensación, que con muchos matices, también corrobora otro de los acampados: «Al final había demasiados boicoteadores y topos a los que era difícil de controlar», explica en el punto de información.
Además de palés, tiendas y comerciantes indignados, el movimiento dejó ayer por la noche una placa a los pies del caballo de Carlos III. En ella, una inscripción reza «Dormíamos, despertamos. Plaza tomada». El tiempo dirá -siempre que los servicios municipales decidan dejarla en el lugar- que estas palabras sean lo que más perdure del 15-M en la Puerta del Sol. Hoy, sólo era un elemento más.
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