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El desenfreno de las pasiones

«Para reducir el instinto de quien posee la verdad y quiere aplicarla a rajatabla, para enfriar el desenfreno de las pasiones de los indignados de turno que se empeñan en redimirnos, cabe proclamar lo siguiente: ¡tranquilizaos! Hay que ser prudente, hacer política y tener sentido del límite para evitar los efectos perversos de las acciones»

POR MIQUEL PORTA PERALES

SIEMPRE es útil mirar atrás en búsqueda de alguna fuente de inspiración que permita entender mejor el presente. Goya, por ejemplo. Un poco de historia, para empezar. Entre 1796 y 1797, Goya trabaja en una serie de escenas de la vida cotidiana conocida con el ... nombre de Álbum de Sanlúcar o Álbum A , que continuará con el Álbum de Madrid o Álbum B . Finalmente, el pintor agrupará otras escenas en la carpeta Sueños . De ahí, saldrán los Caprichos —80 grabados— publicados en 1799 que, por 320 reales, se pondrán a la venta en un establecimiento de perfumes y licores de la calle —¿una premonición?— Desengaño de Madrid. Detengámonos en la estampa 43. Reparemos en su título: El sueño de la razón produce monstruos . Observemos su contenido: el pintor, abatido, reposa sobre su mesa de trabajo rodeado de una cohorte de vigilantes y amenazantes animales fantasmagóricos. ¿Cómo interpretar el grabado? Una hipótesis: cuando la razón está durmiendo, cuando la razón no vigila, cuando la razón cae en el olvido, aparecen los monstruos. Otra hipótesis: los monstruos son la consecuencia de los sueños, de los deseos, de los delirios de la razón triunfante. Edith Helman (Trasmundo de Goya 1993), a propósito de las estampas de los Caprichos conocidas como «asnerías», señala que «en la época que se exalta la razón humana, los hombres, que con frecuencia actúan como seres carentes totalmente de razón o juicio, se transforman con facilidad, si no automáticamente, en asnos». Asno: persona de poco entendimiento. Con toda probabilidad, fue Leandro Fernández de Moratín quien comprendió mejor a ese Goya que, en una primera redacción del texto de la estampa, habla de dar «testimonio de la verdad». En el anuncio de venta de los Caprichos, el dramaturgo madrileño escribe que el pintor aragonés «ha tenido que exponer a sus ojos formas y actitudes que sólo han existido hasta ahora en la mente humana, obscurecida y confusa por falta de

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