Emisarios de Strauss-Kahn ofrecen dinero a la familia de la camarera
Nuevos hallazgos de ADN, esperma y sangre incriminan al exdirector del FMI

Emisarios de Dominique Strauss-Kahn han acudido a Guinea para ofrecer dinero a los familiares de la camarera que le denunció por agresión sexual, con el fin de que ésta acepte un pacto que permita evitarle la cárcel. La noticia, divulgada ayer por «The New York Post», llega cuando está trascendiendo la solidez de las pruebas inculpatorias con las que cuenta la Fiscalía de Nueva York. Entre ellas, que el ex director del FMI tendría una herida en su espalda a raíz del empujón contra un mueble de la habitación del hotel.
Amigos del político francés habrían realizado gestiones en Guinea, de donde emigró la mujer denunciante y su hija, para contactar con su extensa familia, que vive en ese país africano en la pobreza. Debido a la dificultad de comunicarse con la propia denunciante, vigilada por la Fiscalía para evitar que en ella influya el equipo de abogados de Strauss-Kahn, los emisarios confiarían en que el dinero ofrecido a los parientes ayude a presionar en la retirada de los cargos. «No irá a la cárcel. La mujer logrará mucho dinero», afirman las fuentes citadas por «The New York Post».
La Fiscalía, sin embargo, advierte de que aunque la denunciante opte por el silencio, las pruebas existentes complican el futuro de Strauss-Kahn. Además del ADN de éste encontrado en la ropa de la presunta víctima, y esperma al parecer hallado en la moqueta de la habitación del hotel, el político francés tendría una herida en su espalda provocada por un empujón propinado contra un mueble por la mujer en el forcejeo. Sangre de la herida se habría encontrado en sábanas de la cama.
Otras informaciones apuntan a que, de acuerdo con la versión dada por la mujer, ésta pidió a Strauss-Kahn que parara en su acoso. «Por favor, pare. Necesito mi trabajo, no puedo perderlo. No haga eso. Por favor, pare», fueron las súplicas. «No, “baby”. No te preocupes, no vas a perder tu trabajo. ¿No sabes quién soy yo?», habría respondido él. Tras el incidente, ella permaneció fuera de la habitación atenazada y llorando, donde fue consolada por un colega. Según éste, en ese momento salió DSK para marcharse y le echó una mirada cuando pasó por delante.
El ex director del FMI tenía previsto instalarse ayer en una casa de Manhattan (no un apartamento, para evitar el veto de vecinos del inmueble), dejando el piso provisional que ocupaba desde su salida de prisión, propiedad de la empresa de seguridad que garantiza su control. Diversas inmobiliarias se han negado a tenerle como cliente.
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