Camerata Cervantina
La importancia de la tradicional oral

Es evidente que durante los últimos años la mayoría de las costumbres tradicionales —las tertulias, la petanca o la matanza— como los utensilios —serijos, botijas, zurrones, pucheros..,— y nuestra propia gastronomía —guisos, migas o arrope— han dejado de estar patentes de forma cotidiana en nuestras vidas para pasar a formar parte de momentos que se podrían considerar excepcionales. Algunos de ellos, como son los utensilios materiales, son guardados de forma nostálgica en armarios y trasteros o, en el mejor de los casos como parte de la decoración doméstica, sin embargo, los más efímeros como la tradición oral o, en concreto, la música van perdiendo nitidez con el paso del tiempo porque sólo se encuentran archivados en la memoria de unos pocos.
Por todo ello es extremadamente importante la actividad de agrupaciones castellano-manchegas como la Camerata Cervantina, formaciones que ayudan con su inminente esfuerzo a mantener vigentes estos elementos tan importantes de nuestra cultura gracias a su eficaz labor recopilatoria y divulgativa del patrimonio inmaterial.
Para conseguir este objetivo son múltiples las opciones que en la actualidad se nos presentan, desde escribirlas en un libro, hasta difundirlas de la misma manera que se hacía en el pasado, es decir, de forma oral. Esta última opción es la que han elegido los miembros de la Camerata Cervantina que como si fueran los trovadores del siglo XXI difunden a través de su música numerosos romances, cuentos y retahílas —sin olvidar por supuesto las canciones y bailes —que durante años han formado parte fundamental en la vida diaria de nuestros pueblos y ciudades.
«El romance de Carmelilla y la Antiripina», «el Fandanguillo manchego del riato» o «las seguidillas torrás de Mota» son algunas de las piezas que podemos encontrar en su último trabajo, El zurrón que cantaba, disco que toma su nombre del conocido cuento popular «el tío del saco», con el que este grupo de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) ha conseguido numerosos premios, reconocimientos y galardones entre los que se encuentra su reciente premio en el Folkez Blai de Ermua (País Vasco). Además, en este disco reúnen formas musicales, giros melódicos y recursos rítmicos que durante mucho tiempo han formado parte de la tradición castellano-manchega, realizando de esta manera, una tarea de difusión de nuestra Cultura popular más reciente.
La ingente calidad de este grupo surge del esfuerzo y empeño de cada uno de sus integrantes, a los que se suman la unión y perfecto empaste de dos elementos fundamentales del mundo musical: el popular y el clásico. Violonchelo, contrabajo, flauta, guitarra, oboe, dulzaina, guitarro, mandola, percusión y voz conforman la plantilla instrumental de la Camerata Cervantina, uniendo por tanto, instrumentos que, generalmente, se encuentran ubicados dentro de marcos totalmente distintos. A ésto se une también la formación y procedencia de cada uno de sus intérpretes, ya que sus trayectorias profesionales provienen tanto de agrupaciones folclóricas como de grandes orquestas nacionales.
De este modo, la Camerata Cervantina mezcla en sus interpretaciones la habitual frescura y espontaneidad de la que suelen estar provistos los grupos de música popular, con la rigurosidad técnica y tímbrica del ámbito clásico, reafirmando a su vez, una actitud que a lo largo de la historia de la música han compartido grandes compositores como Barbieri o Pedrell entre otros.
No cabe duda que sin la actividad de este tipo de formaciones perderíamos poco a poco gran parte de nuestra identidad, por eso es de suma importancia su patrocinio y apoyo, de modo que podamos seguir disfrutando de canciones y relatos que han marcado —al igual que numerosos aspectos de la tradición castellano-manchega— el quehacer diario de nuestra región.

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