El consejero catalán de Salud pide ahora un céntimo sanitario en tabaco y alcohol

Ayer, mientras casi un millar de trabajadores del Hospital de Bellvitge causaban el caos en la céntrica Gran Vía de Barcelona en protesta por los efectos del «tijeretazo» sanitario, el consejero de Salud, Boi Ruiz, desempolvaba en Madrid el polémico céntimo sanitario y afirmaba en un foro organizado por Ep y Farmaindustria que «no vería mal» la posibilidad de implantarlo sobre el alcochol y el tabaco. Matizó, no obstante, que la medida, aunque estaría «totalmente justificada» dadas las características de estos productos, le parecería «injusta» porque «centraría el peso de esta contribución sobre un determinado colectivo de consumidores». A juicio del consejero catalán, sería una medida legal, como el impuesto que recae sobre los carburantes, frente a las tasas finalistas, de las que se considera «el primer defensor», pero que no están permitidas en la UE. «La UE no permite impuestos finalistas, pero somos españoles y podemos utilizar la picaresca, dar a la sanidad pública una cantidad equivalente al dinero recaudado por estos impuestos, pero siempre intentando que todo suene bien, porque todos son vasos comunicantes», dijo Ruiz, quien descartó subir impuestos para salir de la crisis pero se declaró «firme defensor del copago». Descartó, no obstante, aplicarlo esta legislatura.

Pide convocar el Consejo «El futuro que ustedes auguran es mi presente», dijo Ruiz al iniciar su parlamento y recordó que su departamento debe adelgazar 1.000 millones de euros. En cuanto a los recortes planteados en Cataluña, el titular de Salud del gobierno catalán admitió que «habrá que hacer duros sacrificios para no abocar el sistema al precipicio» e instó a la ministra de Sanidad, Leire Pajín, a que convoque «ya» el Consejo Interterritorial de Salud, sin esperar a que pasen las elecciones del próximo 22 de mayo, para debatir la sostenibilidad del sistema. Anticipándose al encuentro avanzó que los ajustes planteados conllevarán un incremento en las listas de espera para las intervenciones que no sean urgentes y afectará también al trabajo, actividad y a los complementos de sueldo de muchos profesionales. «No tenemos alternativa», aseguró.

Acto seguido, Boi Ruiz disparó contra el colectivo médico, que ya le ha declarado la guerra, y acusó a los facultativos de estar más preocupados por sus ingresos que por la sanidad. «Reducir la actividad va a tocar el bolsillo de muchos profesionales», que, según dijo, al cerrarse los quirófanos,perderán los recursos complementarios que les aportaba esta actividad. El consejero negó la previsión de algunos sindicatos de que se perderán 7.000 empleos en el sector, aunque admitió que el «tijeretazo» hará crecer las listas de espera, reducirá el número de trabajadores «sólo suplentes e interinos» e impactará en la industria farmacéutica. Defendió la necesidad de realizar el ajuste para «mantener la soberanía de Cataluña sobre sus finanzas». Mientras él perfilaba los trazos del recorte, en Cataluña se anunciaban más despidos.