Dopaje: un negocio que mueve 15.000 millones al año
El comercio de sustancias dopantes es más lucrativo que el de la heroína, está en expansión y engancha a 31 millones de personas en todo el mundo

Hace unas semanas los principales dirigentes del deporte mundial participaron en Budapest en un foro organizado por la Comisión Europea. En la agenda de la reunión un asunto destacó por encima de los demás: el tráfico de sustancias dopantes , un fenómeno que está adquiriendo la categoría de pandemia, ya que no solo afecta a un puñado de figuras que saltan a los titulares de prensa: según la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) , 31 millones de personas recurren a productos ilegales para incrementar su rendimiento, la inmensa mayoría sin ningún control médico. El abuso provoca una muerte silenciosa en gimnasios y polideportivos que todavía no ha podido cuantificarse.
David Howman , director de la AMA, aseguró en Budapest que este comercio factura más dinero que el de la heroína, en concreto 15.000 millones de euros al año, y pidió una legislación más dura y que sean procesados «todos aquellos que animan a los deportistas a cometer fraudes y a poner en riesgo su salud». Según esta organización, se mueven 700 toneladas de esteroides al año; 14.000 millones de dosis de anabolizantes; 70 toneladas de testosterona sintética; 34 millones de viales de eritropoyetina (EPO) y hormona del crecimiento ... El mercado de la CERA (siglas en inglés de Continuous erythropoietin receptor activator) alcanza los 8.000 millones de euros.
La CERA, fármaco estrella e indetectable durante años, estimula los efectos de la EPO propia del organismo y no necesita dosis de refuerzo, lo que es una ventaja para eludir los controles policiales. La AMA tuvo que llegar a un acuerdo con el laboratorio que la puso en el mercado para crear un marcador que permitiera cazar a los ventajistas. Pero la trampa, como la propia vida, siempre se abre camino: dopaje genético, manipulación química... La Agencia, el Comité Olímpico Internacional y los gobiernos colaboradores han invertido 38 millones de euros en los últimos cuatro años para desarrollar métodos de detección.
Un fenómeno global
La implicación de las autoridades en la lucha contra este tráfico ilegal es reciente. Hasta hace poco, «la mayoría de los informes europeos —incluyendo los procedentes de España— referidos a sustancias adictivas solo informaban de incautaciones de drogas narcóticas, sin mención alguna a los productos farmacéuticos usados para el dopaje», denuncia Alessandro Donati, uno de los máximos expertos mundiales en esta actividad criminal. «Considerar el dopaje como un fenómeno restringido al deporte de élite es un error: nada se dice acerca de los culturistas y los usuarios de gimnasios, sobre las innumerables patologías y casos de muerte que suceden en ese entorno; tampoco sobre su incidencia entre militares, policías, actores, modelos... Solo los norteamericanos comprendieron la gravedad del asunto casi desde el principio».
La DEA —agencia del Departamento de Justicia de Estados Unidos dedicada a la lucha contra el contrabando y el consumo de drogas— organizó en 1993 una conferencia internacional en Praga a la que invitó a Interpol, el COI, la Organización Mundial de la Salud y representantes policiales de una veintena de países. Se habló del comercio de agentes anabolizantes. Los frentes se han multiplicado desde entonces, pero también ha cambiado la percepción sobre el problema. En 1999 se crea la AMA , que pone en marcha el Código Mundial Antidopaje (documento que armoniza las leyes en todos los deportes y países) y elabora una lista anual de sustancias y métodos prohibidos.
España, bajo la lupa de los citados organismos internacionales durante los últimos años, aplica el dicho «más vale tarde que nunca»: en 2006 aprueba la Ley de Protección de la Salud y de Lucha contra el Dopaje; un real decreto de 2009 establece medidas complementarias para apuntalar la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos. En 2008 pone en marcha la Agencia Estatal Antidopaje . Se destinan 13 millones de euros anuales en la persecución de estos delitos. Desde 2004 hasta hoy se han realizado 47 operaciones policiales con el resultado de 544 personas detenidas y 22 imputadas. En lo que llevamos de 2011 la Policía Nacional ha ejecutado cinco operaciones, con 27 detenidos y 10 imputados. Más del 90 por ciento de estas acciones se han llevado a cabo desde la promulgación de la citada ley. Sin embargo, a ojos de los observadores no parece suficiente. Luis María Cazorla, catedrático de Derecho Financiero y Tributario en la Universidad Rey Juan Carlos y autor del libro «Comentarios a la Ley Antidopaje», pide a los críticos que concreten «cuál es el problema español. Jaime Lissavetzky es el representante de Europa en la AMA, así que nuestra imagen no debe estar tan deteriorada como parece. Quizás nos sobren éxitos deportivos». Cazorla apunta a un problema global: «La homogeneidad de las reglas del juego. Las listas de las sustancias prohibidas, los procedimientos de actuación... En ese sentido, hay un lío jurídico notable».
Francisco Javier Martín del Burgo, director de la Agencia Estatal Antidopaje, asegura que en nuestro país «se practica la tolerancia cero y existe una coordinación entre la propia agencia, el Consejo Superior de Deportes, las federaciones deportivas, la Fiscalía General del Estado y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Con todo, el dopaje es un fenómeno que requiere ser abordado de manera conjunta por todos los países implicados».
Por decisión del legislador el reproche penal del Código español no alcanza al consumo ni a la posesión de sustancias dopantes. Hay expertos que creen, sin embargo, que el combate sería más eficaz si se pudieran utilizar las técnicas penales. Al mismo tiempo se enviaría un mensaje a los tramposos y a la opinión pública de que se avanza en la materia.
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