Thyssen contra Thyssen
Borja Thyssen cumple hoy 30 años. En lugar del regalo que esperaba, 3,5 millones de euros, recibe la apertura de un juicio oral contra él y su esposa

Un regalo «envenenado» de cumpleaños es el que ha recibido Borja Thyssen, que hoy cumple treinta años, fecha en la que se supone que su madre le entregaría una parte de la herencia que Heini von Thyssen Bornemisza le dejó tras adoptarle. Así estaban las cosas hasta que ayer se supo que el juez de Instrucción del juzgado número 2 de Alcobendas ha solicitado la apertura de juicio oral contra Borja Thyssen y su mujer, Blanca Cuesta, respondiendo a la denuncia del pasado mes de noviembre de Carmen Thyssen por un supuesto delito de descubrimiento y revelación de secretos.
Borja y Blanca prestaron declaración en relación a esta denuncia el pasado 24 de noviembre y el juez en su resolución considera, tal y como informa Europa Press, que Blanca y Borja «presuntamente y a sabiendas de su ilicitud, y dada la relación de parentesco con la denunciante y aprovechando la ausencia de ésta en el lugar de los hechos» entraron en las oficinas de la baronesa la tarde noche del 13 al 14 de marzo de 2008. El mismo auto argumenta que los demandados dieron «diversas justificaciones ante el personal de seguridad para que le abrieran los accesos a las dependencias de las oficinas que albergan toda la información de la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza y documentación de todo tipo y de índole privada».
Borja y Blanca Thyssen estaban pendientes de saber la resolución judicial que finalmente no ha archivado la denuncia, por lo que habrá juicio. Este es un capítulo más de la guerra «Thyssen contra Thyssen», que madre e hijo están protagonizando. Ayer el matrimonio no quiso hacer declaraciones al respecto y serán sus abogados los que den los pasos oportunos.
Pero hoy Borja Thyssen tendría que recibir la penúltima paga de la herencia multimillonaria que le dejó su padre adoptivo, el barón Heini von Thyssen-Bornemisza, en el acuerdo que se firmó tras largos pleitos y mucha polémica en el llamado caso Thyssen contra Thyssen dirimido entre la viuda del barón, Carmen Cervera, y los otros hijos de su esposo así como sus ex mujeres. Fue en febrero del 2002, en Basilea, cuando acompañados por treinta abogados y asesores jurídicos los herederos de un barón que casi agonizaba firmaron el pacto por el cual «Tita recibiría el déficit de la anualidad de Heini que se había acumulado hasta ese momento y que ella se encargó de reclamar y defender con sus letrados ante el hijo mayor de su esposo, Georg, y cuyo importe lo pagaría el Grupo Thyssen Bornemisza (TBG) durante los siguientes cuatro años además de quedarse con las ganancias de su subfideocomiso de arte así como con todos los regalos que su marido le había hecho mientras que Borja no tendría ninguna consideración oficial como heredero, salvo la que recibiera a través de su madre», según recoge en su libro «La historia secreta de los Thyssen» David R.L. Litchfield.
Tita consiguió que el barón adoptara a su hijo Borja y en esa lucha también logró que la herencia de su descendiente fuera junto a la suya, pero sin que le perteneciera la propiedad, pero sí tuviera la potestad de ser ella quien le iría entregando en cuatro plazos las sumas acordadas. Así pasó cuando Borja cumplió veinte años y recibió su primera parte de la herencia paterna como también ocurrió a los veinticinco.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete