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Turquía, en la encrucijada

DESDE hace unos meses, el Gobierno de Ankara ha emprendido una lenta pero clara orientación hacia una nueva política exterior. De los dos componentes de la idiosincrasia turca, Oriente y Occidente, el jefe del Gobierno, el islamista Tayip Erdogan, ha escogido el primero y, mezclándolo ... con el fuerte espíritu nacionalista del país, está llevando a Turquía hacia posiciones no solo alejadas de la sintonía de la Unión Europea o Estados Unidos, sino en ocasiones claramente contrarias. El trágico episodio de la flotilla apresada por la Marina israelí es el último de estos ejemplos. No es posible pensar que una operación como la que han llevado a cabo las organizaciones pretendidamente humanitarias bajo bandera turca pudiera haberse gestado sin la connivencia de las autoridades de Ankara. La reacción popular que ha producido este hecho puede ser perfectamente comprensible, pero en los hechos ha destruido los lazos estratégicos que existían entre Turquía -miembro fundador de la OTAN- y el principal aliado de Occidente en Oriente Medio, Israel, ya maltrechos tras la furibunda espantada de Erdogan en el foro de Davos.

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