Anzuelos de cinco mil dólares para capturar el silencio de pescadores

Puede parecer que 5.000 dólares son una cantidad deslumbrante, sobre todo para una persona sencilla que acaba de ver cómo la marea negra anega sus medios de subsistencia por tiempo indefinido. Pero es infinitamente menos dinero de lo que un juez puede obligar a pagar a BP por unas responsabilidades ecológicas de este calibre . El fiscal general de Alabama, Troy King, exigió a la petrolera que dejara de ofrecer estos contratos en el acto. Ahora BP reconoce que fue un «paso en falso» y los ha retirado de la negociación y de la circulación.

Lo cual no significa que desistan. Saben que el tiempo corre a su favor porque hay muchos pescadores desesperados, entonces la jugada es: pagar automáticamente las reclamaciones pequeñas y demorar en el tiempo las grandes. Algo que, eufemismos aparte, se podría definir como rendir por hambre.

Y es que BP no se atreve a abdicar de su responsabilidad, más estando como está bajo el ojo de halcón del mismísimo presidente de Estados Unidos. Pero eso no significa que hayan renunciado a sacudirse de encima todas las culpas (y sus consecuencias) que puedan. Por de pronto el director ejecutivo de la petrolera, Tony Hayward, concedió ayer varias entrevistas matutinas. En una de ellas, la que emitió la cadena de televisión ABC, Hayward insistió en que BP se hace responsable de hacer todo lo que haga falta para lidiar con el vertido, pero que no son culpables del accidente que lo provocó.

Una pieza defectuosa

El accidente en sí lo achacó a una pieza defectuosa en el dispositivo que debió sellar el pozo después de la explosión, y que no funcionó. Para Hayward, quien tiene que hacerse responsable de esto «es la compañía Transocean Ltd, no BP» . ¿Es el principio de una trifulca en la que los unos se echarán las culpas a los otros, y nadie querrá pagar? En sucesivas declaraciones de Hayward y otros directivos de BP se insistió en que la compañía pagará hasta el último centavo. Pero la duda ya está sembrada.

También lo está sobre la eficacia de todas las medidas adoptadas frente a la marea negra. Ya menudean los artículos y los blogs de expertos advirtiendo que las barreras flotantes y otras iniciativas se adoptan más de cara a la galería, más para transmitir a la ciudadanía que se está haciendo algo, que por su utilidad real en la contención del desastre. Nuevamente este pesimismo contrastaba con el optimismo oficial de Hayward. El hombre de BP aseguró que los dispersantes químicos que se están usando contra el crudo tienen un «impacto significativo», que no concretó .

Mientras la mancha de petróleo en el mar seguía creciendo por encima de los 9.000 kilómetros cuadrados, las declaraciones de emergencia seguían cayendo en cadena como fichas de dominó y se multiplicaban los puestos de reclutamiento de voluntarios, a la manera de cómo ocurrió en España cuando el desastre del Prestige. Reclutan los guardacostas, recluta el gobierno federal, recluta BP, que asegura que se ha puesto en contacto con una ONG, y recluta Transocean, la compañía señalada por BP como la «verdadera» responsable de la explosión del pozo. Se ha puesto en marcha una página oficial, www.deepwaterhorizonresponse.com, que enlaza con las principales redes sociales, incluyendo una cuenta en Twitter, un perfil en Facebook y un canal de Youtube .