Publicado
Lunes
, 03-05-10 a las 23
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La legislación sobre Energía y cambio climático en EEUU, una de las prioridades políticas del presidente Barack Obama, corre un futuro incierto a raíz del grave vertido petrolero en aguas del golfo de México.
Uno de los pilares de esa legislación es la autorización a nuevas exploraciones petroleras en aguas profundas de la plataforma atlántica, Alaska y el este del golfo de México, como Obama había anunciado hace un mes tras expirar la moratoria que las prohibía.
Pero en el Congreso, varios senadores demócratas han afirmado que tras el vertido, que podría tardar hasta noventa días en solucionarse, cualquier legislación que permita esas exploraciones "nacerá muerta" y nunca llegará a aprobarse.
La Casa Blanca, no obstante, ha asegurado hoy que es "prematuro" renunciar a esas exploraciones. En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que el presidente estadounidense decidirá si modifica su posición cuando reciba el informe que ha ordenado al Departamento del Interior sobre las causas de la explosión de la plataforma "Deepwater Horizon", cuyo hundimiento es el origen del vertido. "El presidente fue específico al ordenar al secretario del Interior, Ken Salazar, que examine todo lo que puede funcionar mal en casos como este y que le remita un informe en el plazo de treinta días", declaró el portavoz.
Agregó que "vamos a recopilar toda la información de la que dispongamos y con esa base decidiremos qué hacer de ahí en adelante. Sería prematuro adelantarse a la investigación del secretario Salazar", indicó Gibbs. El viernes, la Casa Blanca anunció la suspensión de la concesión de nuevas licencias de explotación a la espera del informe de Salazar. Matizó que eso no equivalía a la imposición de una nueva moratoria, aunque no descartó que ello pueda ocurrir dependiendo de cuáles sean las conclusiones del informe. "La investigación es para determinar qué es lo que ocurrió y usar esa información para dictar cualquier cambio en nuestra política", indicó el portavoz. En cualquiera de los casos, el presidente estadounidense queda mal parado.
Desde su partido -e incluso de algunos republicanos- le llegan llamamientos para que renuncie a las nuevas exploraciones. El senador Bill Nelson, demócrata de Florida -uno de los estados que pueden verse perjudicados por la "marea negra"- subrayó que cualquier ley de Energía que permita la exploración en aguas profundas "nacerá muerta". El gobernador de California, el republicano Arnold Schwarzenegger, anunció hoy en una rueda de prensa que retiraba su apoyo a la exploración en aguas californianas tras el vertido del pozo explotado por la petrolera "British Petroleum" (BP).
Los grupos ecologistas se hacen eco de las peticiones. La organización medioambiental Sierra Club emitió hoy un comunicado en el que indica que "ya hemos tenido bastante de esta industria petrolera sucia. Hasta aquí hemos llegado. Las perforaciones en aguas profundas quedan fuera de la mesa. Queremos energía limpia ya", declaró el director ejecutivo de la organización, Michael Brune.
El problema para Obama es que si se echa para atrás y plantea una nueva moratoria transmitirá una imagen de líder cambiante. Su anuncio de hace un mes sobre la autorización de nuevas explotaciones ya supuso un giro de 180 grados sobre la política que había defendido en el pasado. Y, si vuelve a prohibir las explotaciones en aguas profundas, se echará encima a la oposición republicana, entre la que necesita encontrar apoyos para poder sacar adelante la legislación sobre energía, que introduce una reforma exhaustiva del sector y aumenta los esfuerzos contra el cambio climático.
El senador republicano Lyndsey Graham, que apoyaba esa legislación, insistió este fin de semana en que la perforación marina debe formar parte "sine qua non" de la medida. "Ha habido problemas con el diseño de los automóviles pero eso no ha hecho que dejemos de conducir. El accidente del (transbordador espacial) Challenger fue estremecedor pero volvimos al espacio. Los mayores beneficiarios de la propuesta de acabar con las perforaciones serían los intereses petroleros extranjeros, la OPEP y los regímenes que no nos tienen mucho cariño", declaró Graham.


