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El PSOE huele a derrota

AL revés de aquel siniestro coronel de «Apocalypse now» al que el azufre del napalm le olía a victoria, al PSOE le arde la campaña entre un fuerte tufo de derrota. No logra tomar la iniciativa. Va por detrás en todas las encuestas -salvo la ... del CIS, con una inverosímil participación de más del 70 por ciento- y sabe que a día de hoy tiene perdidas las elecciones. No consigue imponer su agenda de temas ni su tradicional superioridad propagandística, pese a unos vídeos tan torticeros de intenciones como eficaces y bien elaborados. Y cuenta de salida con un hándicap devastador: más de cuatro millones de parados que el PP enarbola como un pliego acusatorio. Si la abstención se mantiene según las previsiones, más de la mitad del censo, los socialistas no podrán disponer de su principal arma electoral, que es la movilización masiva contra la derecha. El núcleo argumental de su campaña se centra en estimular el voto del miedo, pero la gente sabe que estos comicios no eligen al Gobierno y en cambio sirven para imponerle un correctivo. Es gratis, pero tendrá consecuencias.

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