Suscribete a
ABC Premium

La estatua del tiempo

SE ha parado un momento en el portal, quizá para acostumbrar los ojos a la claridad limpia y luminosa de abril, y se ha ajustado el negro antifaz antes de echar a andar con paso decidido, el caminar rápido y solemne con el que pasa ... a mi lado, rozándome con la túnica, como una silenciosa estatua del tiempo. Sé quién es; tantas veces nos hemos cruzado en la calle o nos hemos parado a hablar debajo de este mismo naranjo cuyo alcorque está hoy cuajado de blancos azahares, pero ahora no hay palabras ni gestos ni saludos; hoy es sólo una sombra anónima y muda que avanza por el camino más corto hacia su cita anual con la memoria.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia