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Líderes sentimentales

NO les revelo ningún secreto al confesar que me siento mucho más cómodo con políticos que han pasado por una guerra que con los que tuvieron la suerte de no sufrirla. La experiencia de la destrucción, la percepción de la fragilidad de nuestra suerte y ... la comprensión de la inmensa importancia que tiene el capricho en la vida hacen realmente sabios a quienes tienen mimbres para serlo. Es incuestionable que nuestro Gran Timonel jamás podría encaramarse a la suela de los zapatos de un Willy Brandt o un Helmut Schmidt, por citar sólo a dos grandes socialdemócratas que vivieron la guerra en directo y, por tanto, han sido inmunes a los sentimentalismos de las batallitas del abuelito que tanto han marcado para mal a Rodríguez Zapatero. Pero si hubiera vivido alguna tragedia real, continuada y masiva, de las que abrasan y devoran a las gentes, sin duda tendría una aproximación a la realidad al menos un poco más devota. Probablemente incluso él sería capaz de aproximarse a las grandes verdades y pequeñas realidades con más solemnidad, con menos desparpajo procaz.

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