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Hacia el caos

... Lo que me desazona, y deja perplejo, es el ritmo de destrucción de la política, entendida como una gestión de las cosas razonable y sujeta al control de las instituciones. El destrozo que el presidente ha infligido al sistema en pocas semanas, y preparado a fuego lento durante cuatro años y pico, desafía a la imaginación...

HACE unos meses, cuando prevalecía aún la idea de que el Gobierno se plantaría frente a las exigencias de la Generalitat en materia de financiación, escribí en este mismo diario: «(Zapatero) tirará de los fondos públicos con el fin de que queden satisfechas, a la ... vez, la Cataluña bilateral y la España multilateral» -«¡Es la política, estúpido!», 29 de agosto-. A la vista de lo que está ocurriendo, podría ufanarme de haber acertado. Pero no, no me ufano. Primero, el pronóstico no exigía el don de la presciencia. Segundo, la ufanía es siempre tonta. En tercer lugar, resultaría optimista afirmar que el acierto ha sido pleno. Yo preveía tensiones crecientes y una acentuación de la anarquía. Pero Zapatero ha montado unas saturnales romanas.

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