ALFILERITOS
E trasvase sin final
Nada ha cambiado en la opinión de los que para mal no aceptan estas constantes remesas hacia el Levante
Desde que se llevó a cabo el primer envío de agua del trasvase Tajo-Segura, 35 años hizo el lunes, nada ha cambiado en la opinión de los que para mal no aceptan estas constantes remesas hacia los territorios del Levante. La cuenca cedente no observa beneficio alguno para sus intereses en el trasvase, mientras que los receptores del caudal están más que satisfechos de que siga la exportación acuática por los tiempos de los tiempos que viene a significar riqueza, y mucha, para sus explotaciones agrícolas y plantación de frutales.
Los que van enviando hectómetros cúbicos de los pantanos de las cabeceras del Tajo ven como esta agua, que puede engrandecer sus economías, continua su marcha inalterable hacia los territorios del Segura, y por mucho que se proteste y patalee, manifestaciones varias y quejas continuadas, no se altera el ordenamiento del pasado ni tampoco sufre modestas alteraciones para que de vez en cuando disminuya la cantidad trasvasada y se pueda quedar algo en la cuenca cedente para que al menos obtenga un pequeño respiro positivo en sus intenciones agrícolas.
Parece como si tan solo unos tuvieran derecho sobre esta riqueza que porta el río Tajo, y los otros estuviesen condenados a mirar como esa misma riqueza sigue su curso desfilando ante sus ojos entristecidos y dolientes. Y más tarde, los frutales de Murcia se transforman en «la huerta de Europa» mientras que por los horizontes de Castilla-La Mancha los riegos son inexistentes por la escasez de esa agua que está solo para ser contemplada mientras discurre por el canal artificial que lleva a un único y prestigiado destino. La polémica continuará, pasarán otros 35 años, y de nuevo otras voces por supuesto más jóvenes que las actuales, seguirán hablando de «una gran mentira» y de «una humillación» que ha traído, según acentúa la plataforma en defensa del río Tajo de Talavera, «olvido y marginación» a las comarcas de la cuenca que siempre cede y nunca recoge. Y por cierto, en esta cuestión trascendental para el campo de nuestra región ni el PSOE ni el PP encuentran la medida equilibrada que beneficia a ambas partes encontradas.
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