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OPINIÓN

Los patios de Toledo y los patios de Córdoba

«Es evidente que los patios de Toledo tienen un valor superior y una arquitectura más rica y clásica»

Los patios de Toledo y los patios de Córdoba abc

JUAN y JUAN

El pasado 30 de enero, tras el acto de entrega de los Premios del XIII Concurso de Patios de Toledo - Corpus 2012 en la Sala Capitular del Ayuntamiento, tuve ocasión de escuchar diversas opiniones acerca de la polémica suscitada a propósito del reconocimiento de los patios de Córdoba por parte de la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Entre los participantes en esa conversación circulaba una pregunta que traslucía cierta incomprensión con el reconocimiento dado por la Unesco: ¿Por qué han reconocido a los Patios de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad siendo mejores los Patios de Toledo?

Quisiera intervenir en el debate para matizar algunos puntos que pueden ayudar a aclarar la confusión y con ello zanjar la polémica surgida. En primer lugar hay que decir que la Unesco no ha reconocido a los Patios de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad; es decir, no los ha distinguido ni premiado por su especial singularidad o valor arquitectónico o artístico. Lo que se ha reconocido por este organismo internacional es la Fiesta de los Patios de Córdoba como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, que es algo muy distinto.

La Unesco define el Patrimonio Inmaterial como «aquel que hace referencia a las prácticas, representaciones, expresiones, conocimientos y saber transmitidas de generación en generación en el seno de una comunidad, creadas para transformar la interacción entre la naturaleza y la Historia».

En este sentido, lo que la Unesco ha reconocido es lo que Córdoba, sus vecinos y, más particularmente, los habitantes de los patios cordobeses han conseguido con la Fiesta de los Patios, que es promover la función del patio como lugar de encuentro intercultural y fomentar «un modo de vida colectivo sostenible, basado en el establecimiento de vínculos sociales sólidos y de redes de solidaridad e intercambios entre vecinos, estimulando al mismo tiempo la adquisición de conocimientos y el respeto por la naturaleza».

Considero que, por este motivo, el reconocimiento a la Fiesta de los Patios de Córdoba como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad es del todo merecido y premia una tradición popular festiva que se viene celebrando, de una u otra forma, según informes presentados en la Unesco, desde el año 1918, pero que fue instituida en 1933 y, tras la Guerra Civil, consolidada en los años cuarenta hasta la actualidad, con un enorme éxito de participación vecinal y turística. El caso de Toledo es parecido, pero algo diferente. La ciudad de Toledo es, en sí misma, Patrimonio de la Humanidad y, lógicamente, dentro de ese patrimonio, están incluidos los patios de los edificios históricos de su casco antiguo.

Es evidente que, en comparación con los de Córdoba, los Patios de Toledo tienen un valor artístico superior y una arquitectura más rica y clásica, en la que impera el estilo mudéjar, nacido en nuestra ciudad. Son patios donde no suele haber populares flores ornamentales como en los cordobeses, pero sí abundantes plantas verdes, como hiedras y aspidistras que decoran sus columnas; donde los brocales de los aljibes y pozos son, según la época, de granito o mármol convertidos en obras de arte; donde las maderas de sus galerías tienen una belleza original en sus zapatas y canecillos; y donde los hierros forjados en sus cancelas y rejas adquieren el sello de obras maestras. Tenemos que agradecer, que muchos de estos patios han sido restaurados por el Consorcio de la Ciudad de Toledo, organismo patrocinador de nuestro joven -en comparación con el de Córdoba- Concurso anual de Patios de Toledo.

Como suele decirse, las comparaciones son odiosas. Pero, además, no podemos comparar dos magnitudes diferentes: los ciudadanos de Córdoba pueden estar muy contentos con la elección de su Fiesta de los Patios como Patrimonio Inmaterial y los ciudadanos de Toledo deben estar muy orgullosos, no sólo de sus monumentales Patios, sino también de su aún incipiente Concurso de Patios. Quién sabe si con el paso del tiempo, nuestro concurso pervive con éxito y nuestros nietos pueden ver cómo el Concurso de los Patios de Toledo es reconocido también como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Para llegar a tal distinción, debemos seguir contando con la ayuda de todas las instituciones, tanto locales como provinciales y regionales. Pero, sobre todo, debemos seguir promoviendo la participación de quienes son el soporte fundamental del concurso: los propietarios de las casas y edificios donde radican los patios. A ellos hay que agradecer que sigan participando con ilusión año tras año en el concurso, conservando y ornamentando ese rico legado patrimonial y abriendo sus puertas para disfrute de todos, vecinos y visitantes.

Los patios de Toledo y los patios de Córdoba

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