Así fue como Roger Federer aprendió a ser el más elegante
El ya extenista no siempre pudo presumir de clase como lo hace ahora y Anne Wintour es una de las grandes responsables en que haya sabido moldear su estilo

Roger Federer
El pasado viernes 23 de septiembre se despidió del tenis profesional Roger Federer. Lo hizo jugando un partido de dobles en Londres formando pareja con su gran rival en la pista, Rafa Nadal. Sin la existencia del deportista mallorquín, no habría duda en describir al suizo como el tenista masculino más importante de este siglo, como lo es Serena Williams en el circuito femenino, pero su rivalidad, a la que se sumó unos años después Djokovic, pone en duda que lo sea por increíble que parezca. En cambio, de lo que no hay ninguna duda es de que Roger Federer es no solo el tenista más elegante del siglo XXI, sino que lo es de todo el universo deportivo. Sí, como elegante, lo es incluso más que David Beckham , cuyo estilo destaca por otros detalles.
No fue así durante toda la carrera de Roger Federer. Siempre le interesó la moda, pero como todos los adolescentes, vivió una época de experimentación y aprendizaje hasta definir el estilo impecable que ha caracterizado a su figura durante los últimos tres lustros. ¿Qué pasó para que aquel joven tenista con una melena descuidada y un comportamiento dudoso —rompía raquetas, se enfadaba más de la cuenta…— se convirtiera en el “pincel” que es en la actualidad?
La respuesta a esta pregunta es compuesta. No hay una sola razón. Por ejemplo, la entrada a la madurez de los “años 20”, en la que habitualmente uno deja de explorar opciones por el hecho de ser tendencia para dar prioridad a aquello que nos sienta mejor. Pero hay algo que ocurrió más o menos en esta época de la vida de Roger Federer que es el principal motivo de su evidente mejoría en cuestión de estilo e imagen: su amistad con Anne Wintour .
Roger Federer y la editora de moda Anne Wintour
Como el propio tenista suizo reconoció en su día en una entrevista con la revista internacional Esquire, conocer a la editora jefe de Vogue le permitió conocer a muchísimas personas influyentes de la industria de la moda, especialmente diseñadores. “ Conocer gente del mundo del arte ha sido muy inspirador ”, dijo hace unos años en dicha entrevista. Pero, sobre todo, lo que consiguió Anne Wintour, que en una editorial en su revista confesó ser una “groupie” del deportista, es cambiar el chip en su amigo Federer a través de sus consejos. No lo decimos nosotros; lo ha dicho recientemente por escrito la propia Wintour en el editorial que ha dedicado a Roger tras el anuncio de su retirada: “Le ayudé con algunos looks, y él hizo todo lo posible para ayudarme con mi juego”.
17 años de fructífera amistad
Fue en un almuerzo en Nueva York en el año 2005 cuando ambos se conocieron, justo después de ganar Roger Federer el Open de Estados Unidos. Era el mejor momento de su carrera. Justo el mismo verano de la gran explosión de Rafa Nadal, que había ganado en primavera su primer Roland Garros.
Wintour, fanática del jugador europeo, no quería hablar de moda él, tal y como ella misma ha reconocido: “ No había nada de lo que quisiera hablar menos con Roger Federer que de moda. Quería hablar de tenis ”. Pero no le quedó otra porque a Federer le ocurrirá lo contrario: estaba muy interesado en la moda. Lo sigue estando, de hecho.
Poco después, no sabemos si por consejo de Wintour o no, el suizo cambió definitivamente de look: dijo adiós a la melena que se recogía con coleta y un pañuelo en forma de cinta durante los partidos para lucir ese peinado natural y ondulado que le ha acompañado durante casi toda su carrera . No fue el único cambio que hizo el suizo en el segundo lustro de los años dosmil, el momento en el que su armario, tanto dentro como fuera de la pista, adquirió un nivel superior que ya nunca ha abandonado.
Hasta tal punto mejoró su estilo personal con los años que la propia Anne Wintour dijo del suizo que fue el mejor vestido de la primera vez que aceptaron él y su mujer, Mirka Vavrinec —ambos tienen cuatro hijos en común— la invitación de la prestigiosa editora de moda para acudir a la Gala del Met . Fue en el año 2017 y el deportista de 41 años, 36 entonces, lució una chaqueta de traje de Gucci diseñada por Alessandro Michelle, previa mediación de Wintour, con una enorme serpiente estampada en la espalda.
Un estilo muy definido
Seguramente aquella tarde noche en Nueva York del 2017 fue una de las contadas ocasiones en las que Roger Federer se atrevió a traspasar los límites de su estilo, definido por una paleta de colores clásica, huyendo casi siempre de estampados, y donde destacan las prendas minimalistas . En la pista, los looks monocolor o en combinaciones sencillas con una paleta de colores que se mueve entre el blanco, el gris, el negro, el azul y algunas veces el gris; y fuera de ella, con un armario repleto de prendas elegantes de punto y un impecable espacio para la sastrería.
Ni siquiera el sorprendente cambio de marca deportiva — de Nike pasó a vestir Uniqlo en el año 2019 —, Roger Federer varió un ápice su impoluto estilo en la pista. No era la marca, sino el hombre, elegante y sofisticado; el único deportista que parecía mejor vestido con unas bermudas y polo de tenis que otros muchos hombres con traje. Sobre todo en Wimbledon, el torneo hecho a su medida, que con sus normas especiales —solo permite vestir de blanco a los jugadores— facilitó a Roger Federer marcar la diferencia con sus colegas de profesión.
Para el recuerdo quedan sus looks para las ediciones del torneo británico en los años 2006, una chaqueta americana casual color crema con la que levantó el trofeo, ¡todavía sin duchar y le quedaba perfecta!; del 2008, con aquel cárdigan de punto que sería bonito en 1965, lo era el día que lo vistió —la final que le ganó Nadal, considerado el mejor partido de tenis de la historia por muchos— y lo será en el 2034; y el traje con el que saltó a la pista central del All England Tennis Club al año siguiente, con una chaqueta inspirada en las saharianas. Todo blanco, por supuesto.
Los trajes, hechos a su medida
Fuera de la pista hemos visto más al Federer de etiqueta que al casual, pero sabemos que este último es algo así como el alter ego de Johannes Huebl, el marido de Olivia Palermo. Sin estridencias, sin colores llamativos, pero con un armario lleno de prendas exquisitas en estilo y confección , unidas a una percha envidiable, Federer se ha convertido sin duda en uno de los hombres mejor vestidos del planeta.
Pero si por algo destaca el estilo del suizo fuera de la pista es por lo bien que le quedan los trajes y el esmoquin. Mira que es difícil que la primera impresión de un deportista, al que estamos acostumbrados a ver en televisión con sus looks de juego durante 20 años, con un conjunto de sastrería sea buena. Pues con Federer mejora su ya sobresaliente imagen dentro de la pista.
En realidad, la clave es que él se siente a gusto con ellos. Se lo dijo a Tennis View Magazine en 2014. “Me sentía muy incómodo con los trajes cuando era más joven, así que lo que empecé a hacer fue usar trajes cada vez que iba a cenar. No estaba acostumbrado a usar trajes. Y después de un tiempo descubrí que realmente disfrutaba comprar y usar ropa hermosa. ¡Hoy en día estoy tan feliz con un traje formal como con un chándal! ”, dijo entonces.
Además de aquel traje de Gucci en la Gala del Met del 2017, tenemos ejemplos a montones de que Roger Federer es un hombre anuncio para la sastrería. Podría ser el próximo James Bond ahora que se retira. Solo hay que verle en la alfombra roja de los Oscar del 2016 con un esmoquin clásico, en cualquiera de las galas de premios deportivos y benéficas las que ha asistido a lo largo de los años, en su última cena como profesional, el pasado jueves en Londres, o en las celebraciones de sus títulos de Wimbledon, que siempre celebra una tradicional fiesta de etiquetas a la que acuden los dos ganadores —masculino y femenino—. De nuevo Wimbledon, el jardín (y la pasarela) particular de Roger Federer.
Ya lo dijo Anne Wintour, quién sino, en su editorial de homenaje a su amigo Federer publicado hace unos días: “ No se trata de quién será el próximo Roger Federer. Hay, y siempre habrá, solo uno ".
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