¿Es posible gestar en un útero artificial?
La ciencia busca fórmulas que permitan concebir y gestar un hijo en el laboratorio de principio a fin
Ana Obregón, madre de una niña nacida por gestación subrogada a los 68 años

Es probable que algún día este enconado debate sobre la maternidad subrogada se diluya como un terrón de azúcar en una taza de café caliente. La ciencia dará un doble salto mortal y avanzará en un sistema artificial, capaz de reproducir las condiciones del ... útero materno. Una mujer podrá decidir si quiere albergar a su hijo en su útero y pasar por los riesgos y complicaciones de un embarazo o confiar su desarrollo íntegro a una incubadora de un laboratorio. Entonces nadie se verá obligada a gestar los hijos que nunca serán suyos, como ha hecho la madre de alquiler de Ana Obregón.
De momento, es una idea con la que fantasean quienes que se dedican a la medicina reproductiva. Son capaces de concebir vida en un laboratorio, fecundando óvulos con espermatozoides, pero aún no han hallado un dispositivo tan perfecto como el útero materno, capaz de gestar un embrión hasta su desarrollo final.
De lograrse, se daría la posibilidad de ser padres biológicos a las parejas homosexuales y a mujeres, sin útero, para las que no existe ninguna opción de tratamiento, pese a los avances de las técnicas de fecundación 'in vitro'.
Para fetos muy prematuros
El paso más decidido que se ha dado en este sentido se dio en 2017 en la Universidad de Filadelfia con un sistema muy simple: una bolsa de plástico sofisticada (biobolsa), rellena de un líquido amniótico artificial, unida a un sistema de circulación extracorpórea (como los que se utilizan en las cirugías cardiacas para suplantar temporalmente las funciones de los pulmones y el corazón).
En esta biobolsa lograron que ocho fetos de cordero sobrevivieran y completaran su desarrollo durante cuatro semanas más para después nacer sanos y sin secuelas de ningún tipo. Es el primer paso para el desarrollo de un útero humano artificial, aunque siempre se ha pensado que sería un sistema para ayudar a crecer a bebés muy prematuros que hoy sobreviven con muchas secuelas enchufados a respiradores e incubadoras convencionales. Nunca se ha pensado que en ese dispositivo se puedan completar los nueve meses de gestación de una vida.
El marketing de Ectolife
Hashem Al-Ghaili, productor, cineasta, divulgador científico y biólogo molecular agitó el avispero hace unos meses mostrando un futuro muy distópico. Era solo una idea provocativa: un concepto basado en «cápsulas de crecimiento» transparentes donde se podría fabricar a bebés humanos a medida en entornos idealizados para su desarrollo. Los fetos tendrían un cordón umbilical artificial conectado que proporcionaría oxígeno y nutrientes, y la cápsula estaría rellena de líquido amniótico artificial. A su vez, las futuras madres podrían usar gafas de realidad virtual y unos trajes especiales para ver a su hijo y notar las patadas. Este proyecto lo ha llamado Ectolife y aunque es puro marketing quizá dentro de unos años no resulte tan disparatado.
No será en esas cápsulas transparentes, pero se buscan fórmulas para sacar la gestación fuera del cuerpo de la mujer para facilitar el embarazo de mujeres que clínicamente no puedan gestar.
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