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ALIMENTACIÓN

Estas dos bacterias se asocian con la gravedad de la esclerosis múltiple

El hallazgo abre nuevas puertas en la comprensión de los mecanismos de las bacterias intestinales en la EM, sugiriendo posibles vías para futuras terapias y diagnósticos basados en la microbiota intestinal

La flora intestinal juega un papel primordial en el desarrollo de la esclerosis múltiple

Cultivo de Bifidobacterium WIKIMEDIA
R. I.

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La cantidad de dos bacterias presentes en nuestro organismo, Bifidobacterium y Akkermansia, está relacionada con la gravedad de la esclerosis múltiple (EM). Un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Iowa (EE.UU.) muestra que esta enfermedad inflamatoria y desmielinizante del sistema nervioso central tiene una vinculación creciente con el microbioma intestinal, aunque hasta ahora no se ha llegado a un consenso sobre los marcadores microbianos clave que podrían ayudar en su diagnóstico y tratamiento.

El equipo, liderado por Ashutosh Mangalam, utilizó secuenciación metagenómica de heces para caracterizar la microbiota intestinal en 45 pacientes con esclerosis múltiple recurrente-remitente y 51 controles sanos emparejados por edad y sexo.

Los resultados, que también se validaron en un modelo de ratón, mostraron que las bacterias Blautia y Akkermansia juegan un papel fundamental en la enfermedad, mientras que Prevotella copri dominaba la microbiota de los controles sanos.

En el modelo animal, una proporción baja de Bifidobacterium a Akkermansia se asoció con una mayor gravedad de la enfermedad.

El estudio, publicado en la revista 'PNAS', aporta nuevos datos que podrían mejorar tanto el diagnóstico como el tratamiento de la esclerosis múltiple, ya que la relación entre la microbiota intestinal y la enfermedad es cada vez más reconocida como un factor ambiental relevante.

Los investigadores sugieren que esta proporción de bacterias podría convertirse en un marcador clave para el pronóstico y tratamiento de la EM.

En declaraciones a Science Media Centre, Pablo Villoslada, jefe del servicio de Neurología del Hospital del Mar (Barcelona), señala que, aunque ya existen varios estudios que apuntan a alteraciones en la microbiota intestinal en enfermedades autoinmunes como la EM, aún no hay consenso sobre qué alteración microbiana es la más relevante. «La implicación seria es que, si se identifican de forma definitiva las especies de bacterias que predisponen a la EM, se podrían desarrollar tratamientos basados en antibióticos, flora intestinal e incluso dieta para prevenirla o mejorar su curso clínico», asegura.

Por su parte, Toni Gabaldón, del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), aunque valora positivamente el estudio, sin embargo, advierte que los resultados en humanos y ratones apuntan a relaciones complejas y, en algunos casos, diferentes, como la menor implicación de Akkermansia en humanos. «El estudio se centra en el posible papel de unas pocas especies, lo cual simplifica una realidad más compleja«, apunta.

A pesar de estos desafíos, el hallazgo de la proporción crítica de Bifidobacterium y Akkermansia abre nuevas puertas en la comprensión de los mecanismos de disbiosis intestinal en la EM, sugiriendo posibles vías para futuras terapias y diagnósticos basados en la microbiota intestinal.

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