La Alberca
Sevilla en el Vaticano
El Chachorro es hoy un embajador para quienes necesitan resolver sus dudas y acercarse un poco más a Dios

El Cachorro ha cedido el atril de San Pedro al arzobispo de Sevilla. La imagen de José Ángel Saiz Meneses celebrando la eucaristía en el primer templo de la cristiandad es la prueba de la fuerza que tiene la religiosidad popular, que se ha abierto ... paso en este contexto histórico como uno de los principales diques contra la secularización. El viaje del Cachorro y la Esperanza de Málaga a Roma tiene algunas sombras organizativas, sobre todo la suspensión de la misa prevista en la Plaza de San Pedro por su coincidencia con la entronización del Papa León XIV, que ha descafeinado mucho la agenda de actos prevista. Pero la exposición del Cristo de Ruiz Gijón, que es una de las grandes joyas del barroco mundial, frente a la Piedad de Miguel Ángel, que es la cumbre del renacimiento, justifica cualquier contratiempo. Siempre merece la pena hacer historia. Y si de paso los fieles que visitan el Vaticano estos días se topan con el jipío de esa talla inmensurable y eso les sirve para rezar un poco más, miel sobre hojuelas. Pero la principal reflexión que suscita este Jubileo en Roma gira en torno a la tracción que tiene la piedad popular. El Papa Prevost solía presidir la función de la Hermandad del Señor de los Milagros de Chiclayo, en Perú, en la que procesiona un crucificado pintado sobre una tabla. La Iglesia contemporánea es consciente de la importancia que tienen las cofradías para la evangelización. Por eso el arzobispo de Sevilla ha impulsado el congreso internacional con la presencia de varios cardenales y la famosa procesión de clausura del pasado 8 de diciembre. Gracias a las hermandades muchas iglesias están llenas. Hay una vida religiosa muy intensa en torno a las imágenes devocionales, que además son para muchos la puerta de entrada a la fe. Y la relación entre las hermandades y la curia es simbiótica. En el caso de Saiz Meneses, las cofradías sevillanas se han beneficiado de su acción en Roma —la Rosa de Oro de la Macarena o la procesión de hoy del Cachorro lo demuestran— y el arzobispo también ha obtenido un hermoso premio oficiando misa en el Vaticano.
Hay algunos puristas que se oponen a que sus cristos y vírgenes salgan de su ciudad alegando que eso les desnaturaliza o les convierte en espectáculo. Yo discrepo profundamente. Un cristo como el Cachorro, que tiene el poderosísimo don de atraer incluso a los más alejados de la fe, debe ponerse al servicio de la evangelización siempre. Unas veces a través de su obra social, otras veces exponiendo su agonía el Viernes Santo, otras recibiendo a sus devotos en su basílica del Patrocinio y, si es necesario, haciendo esfuerzos como el de la procesión de hoy en Roma para irradiar su halo por milenarias avenidas inmensas. Quienes tienen el privilegio y la responsabilidad de custodiar un legado tan valioso deben usarlo para atraer, para convencer o para resolver dudas. Y de paso para convertirlo en embajador de Sevilla allí donde la Iglesia tiene su primera piedra. Cuando el sol de Roma le dé hoy en la frente, alguien se convertirá. Seguro. Todo habrá merecido la pena.
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