tiempo recobrado
La flecha del tiempo
Todos tenemos la propensión a pensar que vendrán tiempos mejores, pero eso es una pura ilusión. No vendrán

Hay cosas evidentes, pero inexplicables. Una de ellas es la flecha del tiempo, que avanza en una sola dirección y que no puede retroceder jamás. Es algo que todo el mundo sabe, pero cuya explicación científica no es concluyente.
Leí hace años que la posibilidad ... de dar marcha atrás en el tiempo es teóricamente posible. Por ejemplo, a través de los llamados agujeros de gusano. Así lo aseguraba Stephen Hawking. Ya Einstein descubrió su relatividad en función de diferentes variables físicas.
Carezco de autoridad y conocimientos para aportar algo desde el punto de vista científico a la cuestión, pero me parece que esa imposibilidad material de retroceder al pasado es un gran misterio. Si podemos volver atrás en un vídeo, ¿por qué no en la vida real? Que el tiempo vaya en una sola dirección implica que el cambio es irreversible, que todo lo que existe es perecedero y que la existencia humana es limitada, casi insignificante en relación al reloj cósmico.
Ello significa que nuestra vida está marcada por las ausencias y las pérdidas, por la temporalidad de las cosas y también en buen medida por el azar o, si se prefiere, por una necesidad tan compleja que es imprevisible. La propia idea de que el tiempo se comporta como una flecha suscita incertidumbre sobre el futuro. No sabemos lo que el mañana nos puede deparar.
La paradoja es que somos incapaces de sacar las consecuencias de tal obviedad que supone que, salvo que creamos en un eterno retorno, tenemos que aceptar que vivimos con un capital que va mermando hasta agotarse. Cada día somos más pobres porque tenemos menos tiempo.
Eso nos debería hacer conscientes de la necesidad de apurar el presente y de asumir que tenemos que sacar el máximo rédito a la forma en la que vivimos sin caer en tópicos o espejismos que aumenten nuestra ansiedad. En este sentido, la utopía de la felicidad me parece altamente peligrosa. Más bien, deberíamos aprender a sobrellevar los conflictos y las frustraciones, empezando por el hecho de asumir la fragilidad de la existencia y de la provisionalidad de los bienes materiales.
Todos tenemos la propensión a pensar que vendrán tiempos mejores, pero eso es una pura ilusión. No vendrán. Sólo tenemos éstos y son malos. La esperanza es una trampa. La frase de que cualquier tiempo pasado fue mejor encierra una gran verdad. Porque el pasado ofrecía unas posibilidades que nunca se volverán a dar y unas opciones que ya no existen.
La flecha sigue generando destrucción y creación, muerte y nacimiento, indiferente a la voluntad humana y a los procesos históricos. La propia conciencia es un momento temporal de ese devenir imparable de lo que llamamos materia, que no sabemos en qué consiste ni de dónde ha surgido. Dios guarda silencio mientras la flecha continúa imparable su curso.
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