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Mónaco 1988: la experiencia mística de Senna

Es sábado 14 de mayo de 1988. Termina la tanda de calificación para el Grand Prix de Mónaco. Todos miran asombrados el tiempo del brasileño Ayrton Senna

Senna y su McLaren, entre los guardarraíles de Mónaco. FP

Santiago de Garnica Cortezo

Valladolid

Parece que fue ayer, pero han pasado 30 años desde que Senna pasó de mágico a leyenda. Y, en víspera del Gran Premio de Mónaco donde el brasileño logró el triunfo en nada menos que seis ocasiones, es difícil no recordar un hecho que ha quedado grabado sobre el asfalto de las calles del principado, un capítulo de la historia de la fórmula 1, de la historia de Senna, que en estas fechas vamos a hojear.

Es sábado 14 de mayo de 1988. Termina la definitiva tanda de calificación para la disputa de la cuarenta y seis edición del Grand Prix de Mónaco. Ayrton Senna ha obtenido el mejor tiempo… ¡con 1,4 segundos de ventaja sobre Alain Prost, su compañero de equipo en McLaren!

Es una diferencia impresionante, una prestación difícil de creer. Pero es más que una cifra. Se trata de una vuelta rápida memorable que se ha convertido en toda una referencia en materia de pilotaje.

La leyenda cuenta que el propio Senna se había sentido, durante esta vuelta de calificación, como fuera del coche, e incluso fuera de su propio cuerpo. Él ya no pilotaba el McLaren Honda MP4/4, se veía fuera del coche, por encima …

Senna, seis veces ganador en Mónaco, en una imagen de su época con McLaren FP

En unas entrevistas con el célebre periodista Denis Jenkinson, en un caso, o con Gerald Donaldson, en otro, Senna volverá sobre este episodio monegasco e intentará explicar lo inexplicable: «lo que yo creo es que ese día en Mónaco experimenté algo que nunca había conseguido antes. Había pilotado demasiado rápido. Me sentía como si mi coche fuera sobre raíles. En cierto momento he tenido la impresión de que el circuito no era verdaderamente un circuito, solamente un túnel de guardarraíles. De pronto he caído en la cuenta de que había pasado el límite que consideraba como razonable.

Me he dicho que había alcanzado un nivel desconocido. Y por otra parte nunca he llegado a entender del todo este fenómeno. Solo una pequeña parte que aún está lejos de satisfacer mi necesidad de entender lo que ocurre cuando se entra en este dominio. Así que he levantado el pie, y he vuelto tranquilamente al box. Y me he dicho: hoy es especial. No des más vueltas. Tu eres vulnerable... Te has colocado en una situación en la que has dejado la iniciativa a tu subconsciente. Esta constatación me ha hecho encontrarme incómodo».

El lado espiritual

Muchas teorías corrieron sobre este tema, sobre estas palabras de Senna, intentando explicar lo inexplicable, desde que se trataba de un estado especial de gracia, pasando por una hiper- concentración hasta que había alcanzado un nivel de consciencia superior, casi una experiencia sobrenatural, prácticamente un delirio místico.

Difícil de explicar. Muchos preferirán ceñirse a consideraciones más racionales como el control de la técnica del pilotaje. El escritor francés Bertrand Allamel ha llegado a considerar esta situación de Senna como una experiencia Zen y se remitía, de forma muy interesante, al libro 'El Arte del tiro con arco', publicado en 1948, por el alemán Eugen Herrigel.

En este libro su autor relata parte de sus experiencias y estudios en Kyūdō, una disciplina de tiro con arco japonesa. Herrigel fue un profesor de filosofía alemán muy interesado en el misticismo. Entre 1924 y 1929 enseñó filosofía en Japón, y estudió Kyūdō con el maestro Awa Kenzô. Kyūdō significa «camino del arco largo», pero es más que una técnica de tiro con arco, de un deporte. Para muchos de sus practicantes, es un un arte que permite un desarrollo espiritual. Los más devotos esperan alcanzar el «seisha seichu», «tiro correcto es golpe correcto».

Así, Awa enseñó kyūdō a Herrigel de la manera llamada «Daishadokyo», considerada por algunos como «mística», una clase de kyūdō que enfatizaba en la espiritualidad de manera diferente a la que se practicaba en esos años.

El McLaren MP4/4 de Senna, conducido por su sobrino Bruno, en el Goodwood Festival of Speed FP

En su libro expresa que, a través de años de práctica, una actividad física puede dejar de hacerse con esfuerzo mental y físico, como si nuestro cuerpo habitualmente ejecutara movimientos complejos y difíciles sin control consciente de la mente.

Herrigel describe al Zen en el tiro con arco: «El arquero se detiene para ser consciente de él mismo, como quien está comprometido en golpear el centro de la diana a la que se enfrenta. Este estado de inconsciencia se realiza solo cuando, completamente vacío y liberado de sí mismo, se convierte en el único que tiene la perfecta habilidad técnica, y aun así hay una suerte de orden diferente que no se puede lograr por ningún estudio progresivo del arte».

A lo mejor conviene también leer el libro del escritor y filósofo estadounidense Robert Pirsig: «Zen and the Art of Motorcycle Maintenance: An Inquiry into Values» («El Zen y el arte del mantenimiento de la moto»), publicado en el año 1974.

Intentos para entender, o al menos aproximarse, a un piloto inalcanzable hasta quizás por él mismo y que recordamos a las puertas de este mes de mayo donde en 1988 rozó lo sobrenatural y seis años después, un 1 de mayo de 1994, se convirtió en leyenda… ¿O acaso no lo era ya?

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