a toro pasado
Adicciones
Cuando se exageran los hábitos y costumbres, acabamos hablando de adicción. Las hay de todo tipo. Y las hay buenas y las hay malas. Pero una de los criterios que permite su clasificación es el de quién soporta los excesos de la adicción. A veces los soporta uno mismo, el adicto; otras, los soportan los demás, que son los que acaban pagando la adicción.
Esto último es lo que ocurre con la deuda pública en circulación. Esta semana se han actualizado las cifras. Sin entrar en mayor detalle, sólo diré que es mucho lo que se debe. Sin embargo, sí indicaré que destaca el incremento interanual de la deuda autonómica. Cataluña, Valencia, Madrid y Andalucía acaparan la atención, con incrementos todas ellas entre un veinte y un treinta por ciento de incremento anual.
En los últimos meses se destaca la reducción en el coste de la deuda pública española. Pero se destaca de manera equivocada, creo yo. Los costes siguen siendo inasumibles y más importante que el coste lo empieza a ser el importe principal en vigor.
Pero, por encima de todo, lo que más me llama la atención es cómo es posible que en un año donde la inversión pública se frenó, la deuda autonómica haya experimentado el incremento en cuestión.
Me pregunto qué habrán hecho con ello. Y a falta de explicación lógica, la única respuesta es que la deuda pública se está convirtiendo en cuestión de adicción.
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