Día de canarios, canarias y aves en general

En estos días grises de final de mes, cualquiera diría que es junio el que está a punto de entrar. Menos mal que el cielo azul del spot oficial del Día de Canarias nos recuerda que vivimos en una tierra única y que además somos canarios. Con orgullo y satisfacción.

Lo de la imagen del pájaro canario enjaulado en un bocadillo de cómic puede tener varias lecturas. Posiblemente sean los efectos secundarios de la llegada al mercado laboral de los alumnos afectados por la ESO. O los resultados tangibles del I+D+Í+etc de nuestros brillantes universitarios tan bien retratados en el informe PISA. Aunque, por lo general, la interpretación más acertada es la que más se acerca a la literalidad de la imagen: hacemos ostentación de pedigree encerrados en unos límites tan asimilados como ficticios.

Lo de incorporar de forma audaz la primera persona del singular del verbo ser al pájaro, nos ayuda a interpretar la intención de la imagen. Así, nadie hubiese interpretado “pájaro”, “pajarraco” o “pájaro de mal agüero” -entre otras acepciones-. También con esto se evita que pudiese interpretarse como onomatopeya de ave (véase “pío”) y se armara el desaconsejable pleito insular en tal señalada fecha. Es lo que tienen los 82.244 euros que corresponden al diseño y difusión en los medios de la campaña institucional. Tiene que ser un diseño totalmente adaptado a los nuevos tiempos, incluso al nuevo orden mundial si se diera.

La celebración de la onomástica canaria cuesta unos 320.000 euros, céntimo arriba, céntimo abajo. De los que, restados la creación de la imagen avícola, quedarán unos 237.500 euros para el resto de eventos programados. Estamos orgullosos y por eso estamos que lo tiramos. Será por falta de dinero.

La cuestión del orgulloso determinismo geográfico es algo tan decimonónico como falaz. Una cuestión derivada del azar como es el lugar de nacimiento, podríamos haber nacido aquí como 100 km más al este, en Nicosia o en el margen derecho del río Paraná, no es cuestión de marca de éxito.

El esfuerzo de superación personal, la lucha por conseguir una sociedad más desarrollada y por tanto con menos brechas culturales, sociales y económicas es el germen del éxito. Ni somos mejores ni peores que nadie; aunque a ritmo de guaracha y con moralina narcótica cualquiera firmaría por vivir (y morir) en el paraíso.

Detrás de este montaje, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife se convierten en los escenarios perfectos donde se disputa una comedia que nos distrae pero no alimenta. Una escenificiación que lleva aparejado la duplicidad administrativa para acallar los eructos caciquiles que pudieran darse, el derroche en piques que no llevan a ningún sitio y un permanente estado de desconfianza. Menos mal que llegó el Día de Canarias para darnos sentido geográfico y sentimental. Y además un puente.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.