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babilonia en guagua

30M: Día de canallas

Y ese era nuestro destino. No la construcción ni la hostelería, sino el analfabetismo funcional como modo de vida

gustavo reneses

En estos días revueltos y gélidos, termina el mes de mayo y celebramos, como cada año desde hace 31 y un día, el Día de Canarias . Una jornada deseada con especial salivación por los paulovianos nacionalistas —y acólitos— para hacer gala de ese nacionalismo decimonónico y bohemio que ha condenado al archipiélado a la miseria con cadenas de manufactura propia.

Esa campana que suena a rebato —y hace salivar a más de uno— es la melodía que distingue lo bueno de lo malo, lo mejor de lo peor, pero sobre todo, la que nos evoca que vivimos en un paraíso aunque las liendres de la podredumbre nos estén lamiendo los pies.

Su tañido es la maldita armonía que nos recuerda que aquí vivimos mejor que nadie, que no nos hace falta la injerencia de ultramar, excepto para la entrada de dinero público a espuertas. No importa su origen, puede ser europeo o español, da lo mismo, la maquinaria de las siete estrellas devora billetes sin importar su origen . Luego la retórica parlamentaria se encargará de justificar el por qué de esa narcodependencia para mantener a la casta neopótica que nos cabalga.

Indistintamente y en un arrebato de solidaridad con el resto del espectro político, el cacique de turno también ha regalado porciones de la poltrona a la diestra y a la siniestra. En realidad, da lo mismo: unos y otros han sido han sido títeres o cómplices (táchese lo que no proceda) que han bregado por sus propios intereses.

Apesebrados de toda la vida que se han rebañado en los laureles del poder, turnándoselos a golpe de legislatura o de moción de censura. En medio de estas oscilaciones pendulares, sus ideas socialdemócratas o liberales, han quedado difuminadas al socaire de la nadería intelectual del nacionalismo.

Aquí abajo, en galeras, da lo mismo que el ritmo lo marque un tambor o la cuerda de un timple, el disfraz no oculta los peores datos económicos y sociales del archipiélago desde hace décadas. Estadísticas similares a tiempos de guerra que no son justificables a Madrid, ni a los burócratas europeos, ni siquiera a los enemigos del frente malabar.

En el periodo de expansión se quemó lo nuestro y lo que no era nuestro. Se le quitó importancia al fracaso escolar, eran tiempos donde un analfabeto funcional podía ganar más de dos mil euros mensuales en la construcción y hostelería. Y ese era nuestro destino. No la construcción ni la hostelería, sino el analfabetismo funcional como modo de vida .

En la gobernanza y en la vivencia diaria. Analfabetismo que no sólo impide un análisis real de la situación, sino la imposibilidad de tomar decisiones valientes no supeditadas al pan y circo. Pan y circo radiotelevisado por la nuestra, por supuesto .

No se puede seguir echando pelotas fuera. En todo caso, mejor que alguno se las guarde en sus calzones y le sirva de impulso para dar un paso al frente, o mejor, a un lado .

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

30M: Día de canallas

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