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hogueras de san juan

El fuego reduce a cenizas la Fiesta y despide las Hogueras hasta 2016

Todas las comisiones remataron ayer la faena tras la última mascletá, la corrida de toros vespertina y la cremá

El fuego reduce a cenizas la Fiesta y despide las Hogueras hasta 2016 efe

guille llopis

Pasó el día de San Juan, resaca de la noche de brujas y jornada para poner fin a todas aquellas celebraciones que llevaban casi una semana prolongándose. Ayer, tras muchos días de mascletá, toros, ofrenda y vida nocturna, festeros y no tan festeros despidieron la Fiesta hasta el próximo año 2016. El último día de sol, pólvora y alegre cansancio comenzó con una concurridísima mascletá que no defraudó a ningún asistente . Un terremoto de altísimo nivel, preparado por la pirotecnia Hermanos Ferrández, que llegó a arrancar una improvisada segunda ovación minutos después de su final. Inicio psicodélico y muchos minutos de supuesta traca final, con el indicador de decibelios bien arriba y una musicalidad estruendosa.

La tarde, una vez más, se vivió en la Plaza de Toros, esta vez con las ganas y el empuje que da saber que no habrá más morlacos en el ruedo hasta el año que viene. Para una faena tan ilustre, nombres igualmente egregios. José María Manzanares , bandera de la tauromaquia y referente en Alicante, junto con Enrique Ponce y Manuel Manzanares, hizo vibrar a un coso entregado al arte y a la merienda, tradición local espoleada por un horario taurino poco ortodoxo . La misa oficial dio la puntilla devota a la Fiesta, que ya bajaría las pulsaciones hasta la llegada de la medianoche.

Turno para las llamas

Noche cerrada en Alicante. El sol aguantó en lo más alto hasta casi las diez y las temperaturas, cálidas y agradables, no pedían precisamente fuego en el ambiente. Aun así, la cita con la tradición fue puntual y certera, con unos bomberos –esta vez, incitados de forma algo más amistosa– que ayudaron a sofocar el calor y refrescar una atmósfera propia del Sáhara en agosto. Más de 180 monumentos ardían por toda la ciudad hasta bien entrada la madrugada, con los ojos brillantes de festeros y festeras clavados en sus derrumbadas estructuras y un mensaje de «hasta pronto» dibujado por el humo en el cielo. Habrá que esperar un año para reeditar estas alegrías, tan particulares y alicantinas, pero desde mañana mismo la ciudad ya trabajará en ello mirando a 2016.

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