¿Cómo están ustedes?

Gaby, Fofó y Miliki han llamado a cobro revertido al señor Chinarro: ¿será verdad que la tele española, la que convocaba a cuarenta millones de espectadores en las claras de la democracia, puede seguir el mismo camino que la griega? Nadie contesta al señor Chinarro, que ha levantado el teléfono para preguntar a Carlitos, de Cuéntame, si allí saben algo; si la tele española va a dejar colgado a cinco millones de espectadores, los que siguieron el último capítulo de la temporada 14 con el mando en ristre, porque la troika haya decidido ponerse en jarras contra el despilfarro de los gestores públicos. Merche, la mamá de Carlitos, ha indagado en el entorno de Gonzalo de Montalvo sobre la hipótesis de que Águila Roja haya oído en los mentideros del Siglo de Oro que la decisión esté tomada para poner fin a la única televisión que vertebra a la invertebrada España. El vengador Montalvo tampoco ha hallado respuesta. Puesto al habla con Albert Barriol, que reúne a 2.974.000 espectadores ante la información del Tiempo en La 1, nadie responde al aparato.

Las llamadas a Torrespaña se suceden. El millón largo de espectadores que siguieron desde Cataluña el partido de la selección española clasificatorio para Brasil temen ser privados de la señal de la única fábrica de sueños que les queda, el único antídoto contra los residuos de Pujol y la agonía de Mas. Los vascos, que en un número cercano a los 800.000 televidentes gozaron sin pestañear de la semifinal de la Eurocopa del año pasado, que enfrentó a España contra Portugal, están que muerden. Como los más de dos millones de seguidores que Ana Blanco aglutina al frente de la primera edición del Telediario, que no paran de preguntar. Siete de cada diez canarios que ven la tele y que han seguido con delectación la serie «Isabel» no dan crédito a la sola sospecha de que TVE cierre por defunción. Por no hablar de la enfurecida respuesta de los casi catorce millones de espectadores que no se perdieron el clásico Madrid-Barça, que están que trinan ante el rumor de que esto se acaba.

A los payasos de la tele, a Carlitos, a Gonzalo de Montalvo, a la Reina Isabel, a Albert Barriol, a Ana Blanco, a Iniesta, a Xavi, a Casillas... a todos les hacen las misma pregunta: si cierra el canal público ¿cantará el mítico “Cómo están ustedes” Olvido Hormigos, colgada del brazo de Jorge Javier? ¿”Cuéntame” pasará a llamarse “Difámame”? ¿Informará de las borrascas Jordi González el rato que le deje libre las entrevistas con las madres de los verdugos de Marta del Castillo? ¿Cantará los goles de Iniesta el hijo de Pujol cuando salga de la cárcel? ¿Encarnará al próximo “Águila Roja” el vengador Kiko Matamoros? ¿Leerán las noticias del Telediario Iñaki Anasagasti y Elena Valenciano? ¿Engrosarán los 6.000 trabajadores de RTVE las listas del paro?

El Gobierno griego ha decidido cerrar la TV estatal y refundarla en un ente más modesto.