Todos a la Barceloneta
QUIENES por diversos motivos nos tenemos que quedar en Barcelona durante los meses de verano, tenemos una excelente alternativa para para nuestros calurosos días -y noches- estivales. Es la

QUIENES por diversos motivos nos tenemos que quedar en Barcelona durante los meses de verano, tenemos una excelente alternativa para para nuestros calurosos días -y noches- estivales. Es la Barceloneta. Ese barrio obrero, pescador, de mil colores inmigrantes, turístico y con olor a «pescaíto» frito, continúa renovándose. A sus callejuelas apasionantes, a su mercado renovado, a sus restaurantes típicos, ahora se une una playa cada vez más concurrida, con un paseo espectacular que cuenta con turistas tanto de día como de noche.
El Passeig Marítim de la Barceloneta es un cuento aparte. Por la noche, podríamos decir que se ha dividido en algo así como un gran paseo cuatro pistas paralelas, cada una con su encanto particular, con su propio entorno, para gente diferente. La primera no te llena los pies de arena: es la que transcurre por el paseo mismo, urbanizado, a pie de calle, frente al Hospital del Mar, en el sector que va desde Almirall Cervera hasta el Port Olímpic. Es la más transitada por los turistas, tanto de día como de noche. Tiene carril bici, es ideal para patinadores y a pleno sol te hace sudar de lo lindo. Por la noche ves mucho turista acabado de duchar en busca de marcha, vecinos paseando con sus perros o parejas intentando controlar a la prole, al niño con la bici y a la niña con el carrito de su muñeca.
El segundo nivel es un poco más «chic», pero sólo por la noche. Está justo debajo de la gran terraza del paseo y transcurre resguardado de la vista de los que transitan por arriba. Durante el día es simplemente el lugar por el cual se accede a la inmensa y cada vez más limpia playa de la Barceloneta. Allí, bajo el paseo, están los servicios propios de la playa -lavabos, vestuarios, Cruz Roja- y varios restaurantes. Durante el día se vive una jornada ajetreada, pero por la noche este paseo es mucho más solitario y se convierte en una acera de hostelería guapa, con algún local de copas y con alguna parada decididamente «chic». Es un placer escoger restaurante y sentarse en una terracita a disfrutar de un buen plato mediterráneo y de la brisa marina.
El tercer circuito durante la noche es todavía más solitario. Es algo así como una pista de arena sólida que va en paralelo al mar y al paseo y que está equidistante de ambos. Durante el día no se utiliza, pero cuando cae el sol comienza a tener sentido. Es comodísima para caminar y para hacer deporte y la frecuenta bastante gente mayor del barrio en sus caminatas nocturnas como alternativa a la tele basura. Poco transitada, es ideal para bajar la cena y para disfrutar de cierto silencio nocturno, especialmente en un par de espigones que la coronan. La última pista es la orilla del mar. Pasear mojándose los pies es también un agrado...
Pablo
Meléndez-
Haddad
LA VIDA EN SOLFA
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