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Enfermedad evitable

CON el hombre fallecido el sábado en el Hospital de Mataró, son ya cuatro las víctimas mortales que se ha cobrado este año la legionela. Ayer se detectaron seis nuevos casos de esta enfermedad en la misma localidad barcelonesa, con lo que el número de afectados se eleva a setenta y cinco. Se trata del principal foco, pero existen también brotes en Jaén, Vizcaya, Alicante y Castellón. Los casos de legionelosis se han convertido en los últimos años en una dramática rutina que reaparece cada verano, sin que aparentemente sirvan de mucho las medidas tomadas por las autoridades.

En Mataró sigue sin determinarse cuál es exactamente el foco del brote, aunque según los servicios de Sanidad de la Generalitat catalana y del Ayuntamiento de la población barcelonesa todo apunta a una torre de refrigeración perteneciente a una empresa de fabricación de hielo. Sólo cuando se descubra el origen del mal podrán los habitantes de Mataró empezar a respirar tranquilos.

A raíz de los casos de legionelosis producidos a principios del pasado verano, el Gobierno aprobó un Real Decreto en el que se establecían los criterios higiénico-sanitarios para la prevención y control de la enfermedad, que tiene en las instalaciones de aire acondicionado de los grandes edificios uno de sus principales agentes de transmisión. En el Real Decreto se exigía a los titulares de dichas instalaciones realizar los programas de mantenimiento periódico que garantizaran su correcto funcionamiento y los controles de calidad que evitaran el riesgo de propagación. Hace apenas tres meses, el Ministerio de Sanidad iniciaba una campaña para promover el cumplimiento del Real Decreto. «La legionelosis es una enfermedad evitable -se dice en la presentación de dicha campaña-; sólo es necesario adoptar unas adecuadas medidas higiénico-sanitarias de control de los equipos que emplean agua para su funcionamiento y son capaces de producir aerosoles». Está claro que el objetivo de la campaña no se ha alcanzado, y que tampoco se cumple el Real Decreto. Es evidente, pues, que desde el Ministerio y los Departamentos de Sanidad de las distintas Comunidades han de extremarse los controles en las instalaciones susceptibles de convertirse en foco de la enfermedad. Son muchos los edificios que poseen potentes torres de refrigeración y largas conducciones de agua y aire, y sobre ellas ha de efectuarse un riguroso control y una severa campaña de prevención.

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