Derrota victoriosa
La derrota, ayer, de Juan Carlos Ferrero en la final del Masters tiene cierto sabor a victoria. No sólo por el excelente partido del tenista español, sino porque se trata de una prueba más de que nuestro deporte en general -y el de la raqueta muy en particular- siguen su camino ascendente. Para perder una final hay que llegar a ella, y los deportistas españoles están presentes cada vez en más finales, y ganan muchas de ellas. Ferrero ayer fue un más que digno comandante de nuestra «armada».
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