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ABC Cultural

Todo lo que se machaca en televisión acaba por funcionar»

Pocos son los intérpretes que pueden confesar, sin rubor, y estando en plenitud de condiciones, que lleva 40 años componiendo e interpretando canciones que han ido marcando, a lo largo de todos estos años, a generación tras generación de españoles que han pasado de un régimen autoritario a la democracia con sus composiciones que buscaban, y buscan, un futuro mejor.

Raimon presenta en Madrid el espectáculo «Animal de esperanzas y memoria». ABC

MADRID. Dentro del ciclo musical organizado por la Concejalía de las Artes de la Comunidad de Madrid «Madrid En Canto», que se ofrece en el Teatro Albéniz, el cantante, músico y poeta valenciano Raimon será el encargado de cerrar el mismo con un programa titulado «Animal de esperanzas y memoria», en el que, a través de una veintena de canciones, ofrece una antología de sus 40 años de oficio como cantante y compositor, y en el que, a través de títulos como «Al vent», «Diguem no», «Veles e vents», «Jo vinc d´un silenci» hasta «Espill», «Parlant-me de tu» o «Animal de esperanzas y memoria», hace un extenso recorrido por distintas épocas de su dilatada vida profesional.

-¿Qué recuerdos tiene de sus anteriores actuaciones en Madrid, incluso de las que ofreció en la difícil década de los 60?

-Siento una gran satisfacción de cantar en Madrid, desde la primera vez que cante aquí, en 1965, y con dificultades. Tenía que actuar en el teatro de la Zarzuela y se acabó cantando en el piso que tenían en la plaza de Tirso de Molina el Círculo de Amigos de la Unesco, que eran los organizadores del recital. Después, ese mismo año, cante en algunos colegios mayores. En 1968, actué en la Facultad de Económicas, donde se montó un gran escándalo, con manifestaciones y todo. Y también en el 76, cuando canté en el pabellón de Deportes del Real Madrid, del que se editó un disco. Y a partir de entonces he venido actuando periódicamente, hasta 1997, año en el que visité el Círculo de Bellas Artes y posteriormente en el homenaje a las víctimas del terrorismo, en la plaza de Las Ventas, con motivo del asesinato de Miguel Ángel Blanco. En este concierto hubo una parte del público que me silbó sin saber por qué, ya que no era mi público, sino un acto de solidaridad por mi parte y no le he dado más importancia que la que tiene, ya que hay gente intolerante en todas partes. Por eso mi contacto con el público en Madrid siempre ha sido muy bueno.

-¿Qué quiere reivindicar con este espectáculo titulado «Animal de esperanzas y memoria»?

-Es el título de una de las últimas canciones que he preparado y que ofreceun poco una definición personal mía que en el recital va surgiendo desde «Al vent» hasta esta canción pasando por la musicación de poemas de Ausias March o de Espriu o mis propios temas. Es un recital antológico que creo que me define bastante como animal de esperanzas y memoria que soy.

Mercantilización

-¿Se puede realizar una antología de su extensa producción en tan sólo una veintena de temas?

-Todas las antologías pueden ser discutibles, pero esta es mi antología. Yo tengo tres o cuatro recitales posibles: uno que sería de canciones estrictamente mías; otro con los poemas de Salvador Espriu del que he musicado más de veinte poemas, y un tercero con los clásicos valencianos de la literatura catalana, que es lo que haré en el festival de Almagro este verano -Ausias March, Lluis de Corella, Jordi de Sant Jordi, Joan de Timoneda...-y que ido musicando a lo largo de mi vida profesional. Y hay otro, que es el que voy a ofrecer en «Madrid En canto», que es como una síntesis de estos tres posibles espectáculos que he mencionado.

-Canciones como «Al vent» o «Diguem no» marcaron a varias generaciones de españoles ¿Ese mensaje tiene la misma vigencia en los principios del siglo XXI?

-No soy quien para opinar de la vigencia o no de las canciones; eso lo tendría que decir la gente. Pero esas dos canciones concretamente mencionadas, si no las hubiera escrito entonces las escribiría ahora, a parte de que no ha habido recital en el que no me hayan pedido «Al vent». Son canciones que, por las razones que sean, están ahí vivas.

-¿Cree que todavía queda sitio para los cantautores como usted en este momento musical por el que atraviesa España?

-Personalmente, y por mi estilo, yo tengo sitio, pero creo que está complicado. Pienso que hay una creciente industrialización y al mismo tiempo mercantilización de la música no clásica, y me temo que va llegando también a la clásica. Así, todo lo que se machaca sistemáticamente por los canales de televisión, acaba por funcionar. Y eso va en detrimento de un cierto tipo de profesionales.

-¿Se cree usted un fenómeno o es en realidad un fenómeno lo que se ha producido con su presencia en escena durante estos 40 años?

-No soy quien para decir eso. Yo me siento un artista que hace una pequeña obra, que en cierto modo se hace en espiral sobre un núcleo que fueron nuestras primeras canciones; una especie de semilla sobre la cual va creciendo, como un árbol, con anillas superpuestas, que lo va haciendo más grande. Eso creo que todavía está incompleto y pienso que puedo continuar haciéndolo. Eso no creo que sea un fenómeno, aunque no es normal que una persona de minorías siga cantando después de 40 años y actuando por medio mundo como lo he hecho yo.

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